La abuela: ''Los niños eran traviesos, se pegaban entre ellos''

Esther, la abuela de los dos mellizos de diez años asesinados el 21 de agosto de 2011 en A Coruña, ha dicho hoy que Adrián y Alejandro "se pegaban entre ellos" y que nadie los maltrataba, a lo que ha añadido: "lo juro por mi madre".

 
En la segunda sesión del juicio por este crimen en la Audiencia Provincial de A Coruña, la anciana, con problemas de audición, ha insistido a preguntas de la fiscal: "le estoy diciendo la verdad con el corazón", "eran traviesos", "saltaban en las camas, golpeaban las puertas", "nadie les pegaba y a mi nunca me hicieron nada ni yo les pegué".
 
Con una declaración dificultosa, por los "vértigos y sorderas" y por la necesidad de un lenguaje más coloquial para entender el contenido de las preguntas, Esther ha indicado que los menores "hacían lo que les daba la gana, le estoy diciendo la verdad con la mano en el corazón", replicó a la fiscal. "Los crié yo, hija mía", ha explicado, tanto a ellos -Adrián y Alejandro- como a David, el mayor, fruto de otra relación de Mar Longueira, hija de Esther. "Yo les decía" a Adrián y Alejandro, "la abuela está malita" pero "no hacían caso".
 
Ha contado que si los cuidaba era porque Mar trabajaba, y que cuando su hija conoció a Javier Estrada, el autor confeso de las muertes de sus nietos, y empezó una relación, Esther le dijo a una amiga que era propensa a los vértigos y tenía miedo de quedar sola, después de que le comunicase Mar que se iba a vivir con Javier a otra residencia.
 
Laura Luz, canguro de los pequeños, ha manifestado hoy, en una declaración con varias contradicciones resaltadas por los letrados, que dos meses antes del crimen llamó al Teléfono del Menor porque temía por los niños, después de haber presenciado un episodio de malos tratos y de oír insultos continuamente, y también al ser conocedora del informe psiquiátrico de Javier Estrada, que le puso "la piel de gallina".
 
Una orientadora laboral del colegio en el que estaban matriculados Adrián y Alejandro afirmó que en el centro educativo Mar sí pidió un informe sobre los dos niños -Mar contó ayer que era para cambiarlos de colegio- "y cuando solicitaba ese informe lo que pedía era ayuda, sí", respondió a las preguntas de los abogados.
 
Esta profesional rechazó que apreciase cualquier signo de maltrato, y que a través de las profesoras supo que Adrián y Alejandro parecían felices con la llegada de Javier Estrada, "contaron que tenían un papá en casa, que viajaban en coche y se veía en ellos una actitud bien, positiva, sin indicio de malestar ni infelicidad". 

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