Jugándose el pellejo contra viento y marea

La tripulación del Pesca 2 evacuó en 14 minutos a seis tripulantes del buque Modern Express escorado en pleno temporal a 148 millas de Ortegal
El rescatador Daniel Corvo, junto al helicóptero Pesca 2
photo_camera El rescatador Daniel Corvo, junto al helicóptero Pesca 2

Un equipo compenetrado que no se puede permitir fallos es la base del éxito de las operaciones de salvamento y rescate que lleva a cabo la tripulación del helicóptero Pesca 2 del servicio de Gardacostas de la Consellería de Mar, que al recibir una alerta estudia todos los factores que pueden influir en el trabajo que tienen por delante para que todo funcione y poder salvar los posibles obstáculos que se le presenten. En primera instancia, los pilotos analizan parámetros de la zona objetivo, las condiciones meteorológicas y el viento para volar hasta el lugar con relación al combustible del aparato, el número de personas a cargar y el tiempo necesario para regresar al helipuerto de Celeiro, su base de operaciones.

La tripulación acudió este martes al rescate de 6 de los 22 tripulantes del mercante Modern Express, que se escoró 40 grados a unas 148 millas al norte del cabo Ortegal tras moverse la carga que transportaba desde Gabón a Le Havre (Francia), compuesta por madera y camiones. La evacuación se desarrolló a una distancia próxima al límite de la autonomía del helicóptero y en medio de un fuerte temporal.

El rescatador Daniel Corvo subraya que "teníamos poco tiempo para la evacuación y soplaba el viento entre 40 y 50 nudos, volamos con viento cruzado en cola que nos favorecía para ir, pero a la vuelta lo teníamos de cara, por lo que consumimos más combustible. Al llegar, el viento favorecía la sustentación del helicóptero, pero dejaba menos tiempo para el rescate". 

AGILIDAD. La dotación del Pesca 2 dispuso de 30 minutos para subir a los seis tripulantes. Cumplió y de sobra, porque logró la evacuación en tan solo 14 minutos, muy rápido, según reconoce el rescatador, quien bajó solo al mercante con dos eslingas, que sumadas a la labor coordinada con el operador de grúa permitieron izar uno a uno a los marineros.

Daniel Corvo explica que la principal dificultad consistió en salvar la escora del barco. "No pudimos escoger, los tripulantes estaban allí y no se movían. Fue complicado porque estaban tumbados boca arriba, casi en posición de pie, y tuve que mantenerme agarrado a una barandilla, que no era continua, tenía dos cortes de unos dos metros, por lo que tuve que estirarme y como pude agarrarme. Daba miedo, estás con las orejas de punta y alerta ante un posible factor sorpresa", recalca.

De esa guisa debió hacer su trabajo lo antes posible y mantener su seguridad a la vez. "El principal hándicap era que los seis tripulantes estaban en tres grupos de dos, separados 20 metros cada grupo. Los dos primeros los subimos sin problema al bajar justo encima, pero desplazarse fue difícil, porque no podías fallar en el agarre y había que colocar la eslinga con la otra mano", relata.

El oleaje también dificultó la evacuación al agudizar la escora, pero lo peor aún era "la incertidumbre de si el mercante se iría a pique, porque se escuchaba crujir", recuerda.

Comentarios