El juego online, un sector en auge que mueve más de mil millones de euros al mes en España

La democratización del acceso a internet y la irrupción de nuevos formatos en los casinos virtuales ha catapultado a una industria que mueve ya el equivalente al 1,14% del PIB español

La revolución tecnológica y la irrupción de nuevos formatos han disparado las cifras del juego online, un sector que ya mueve más de mil millones de euros al mes en España entre apuestas deportivas, concursos, póquer, blackjack, bingo, ruleta o máquinas de azar. O lo que es lo mismo, ¡más de 23.000 euros a cada minuto! Así lo revelan los últimos datos recopilados por la Dirección General de Ordenación del Juego, de los que se obtiene otra llamativa conclusión: el importe total de las cantidades jugadas en 2017 equivale ya al 1,14% del Producto Interior Bruto del país.

El organismo dependiente del Ministerio de Hacienda evidencia en su informe el vertiginoso crecimiento experimentado por esta modalidad de negocio en el último lustro, de casi el 400% entre los ejercicios 2012 y 2017. Pero, ¿cómo se explica este rápido desarrollo?

Un mercado regulado desde verano de 2012

El auge de los casinos virtuales llega auspiciado en primer lugar por la regulación de la actividad en junio de 2012, que supuso un antes y un después en la percepción social del juego online gracias a las garantías de seguridad y transparencia impuestas por la nueva normativa. La protección legal ayudó entonces a romper con la desconfianza de una sociedad altamente familiarizada con los juegos de azar —la Lotería Nacional empezó en España en el año 1770—, pero que se había mostrado recelosa a dar el salto a la red.

En cualquier lugar, a cualquier hora

Tímidamente las ventajas de jugar a través de internet se hicieron patentes y muchos de los que no habían visitado nunca un casino tradicional descubrieron las comodidades de poder jugar desde cualquier lugar y en cualquier momento. Es verdad que muchos de los que sí solían frecuentar este tipo de establecimientos echaban de menos la interacción con un crupier y el compartir la mesa con otros jugadores, pero esa carencia se ha visto en parte solventada en los últimos tiempos con la retransmisión en vivo y en directo en juegos como la ruleta, lo que permite recrear ese importante atractivo del casino físico, el factor social, y disfrutar de él desde la comodidad de la cama o el sofá, con la discreción e intimidad que ello implica.

El casino, en tu bolsillo

La democratización del acceso a internet resulta también crucial a la hora de explicar la evolución positiva de la industria del juego online en los últimos años. En la actualidad, ocho de cada diez españoles disponen de un smartphone o teléfono móvil inteligente que utilizan ya no sólo para comunicarse, sino como una herramienta multidisciplinar que les permite desde ver películas hasta ordenar una transferencia bancaria, organizar su agenda o reservar un viaje de forma cómoda y segura. No es extraño, por lo tanto, que muchos de ellos recurran cada vez con más frecuencia a este tipo de dispositivos también para jugar una partida de póquer o blackjack, apostar por su equipo favorito o cantar un bingo.

El 87% de los jugadores son hombres

Diferentes estudios muestran que entre el 70 y el 90% de la población adolescente y adulta ha jugado en alguna ocasión. En relación con las preferencias, se observa un aumento sustancial del número de usuarios en los segmentos de apuestas deportivas (34,39%), bingo (37,64%) y casino (80,44%), este último motivado en gran medida por la comercialización de las máquinas de azar. Por su parte, el póquer experimenta un ligero retroceso.

El perfil del jugador más representativo continúa siendo el de un hombre de edad comprendida entre los 26 y los 35 años, salvo en el caso del bingo, por el que se decantan mayoritariamente las mujeres de entre 36 y 45 años. De hecho, el análisis demográfico de los usuarios activos refleja que los varones representan el 87% de los jugadores y que la mayoría tiene menos de 46 años.

¿Cuánto se juega?

Los datos de la Dirección General de Ordenación del Juego revelan también una diferencia entre sexos a la hora de apostar: ellas son mucho más conservadoras con su dinero, hasta el punto de que el gasto medio neto anual de los hombres en juegos de azar online (261 euros) duplica al de las mujeres (123 euros). La media por jugador se sitúa en los 243 euros, pero aumenta con la edad, alcanzando el máximo (448 euros) en la franja de usuarios de entre 46 y 55 años. A partir de entonces el desembolso se va reduciendo progresivamente. El informe del organismo público refleja además que en la mayoría de los casos (84%) el balance final de las transacciones supone una pérdida patrimonial neta para el jugador y que tan sólo un 15,8% acaba con ganancias netas. Eso sí, para la mayor parte la pérdida es inferior a los 129 euros y solo en un 2,3% de los casos la pérdida supera los 3.000 euros.

Una actividad divertida y emocionante

Y es que no se debe olvidar que, por mucho que influyan factores como el conocimiento del juego o la estrategia, el factor suerte tiene siempre un papel fundamental. Más allá del aliciente económico, las expectativas de diversión y entretenimiento son las más habituales en los usuarios responsables. Jugar de forma controlada para divertirse y escapar de las dificultades físicas o emocionales puede ser altamente gratificante e incluso relajante, y hacerlo de este modo no interfiere en las obligaciones sociales, vocacionales o familiares del usuario. El peligro surge cuando se dedica al juego más tiempo de lo razonable o cuando el gasto supera al que la persona se puede permitir en base a su economía. Se entiende que existe un problema cuando, en lugar de entretener, el juego produce una fuerte sensación de culpabilidad, unido a un nivel de ansiedad alto y a pérdidas económicas inasumibles.

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