Juan Miguel Prada profundiza en la belleza del casco antiguo de Lugo

El autor, ayer junto a algunas de sus obras expuestas. (Foto: Pepe Álvez)
photo_camera El autor, ayer junto a algunas de sus obras expuestas. (Foto: Pepe Álvez)

El pintor Juan Miguel Prada inauguró ayer en la sala Almirante do Hotel Méndez Núñez una nueva exposición de pintura en la que muestra la belleza del instante en el casco antiguo, una ciudad de la que el artista nacido en Segovia es ya uno de los retratistas por excelencia.

La gran cantidad de asistentes a la inauguración de ayer hablan de la tirada de un pintor que llegó a Lugo en 1971, y que desde entonces ha echado raíces en la ciudad. Dos años después de llegar realizó su primera exposición individual en la urbe que lo acogió.

Un total de 47 cuadros, acuarelas y acrílicos, componen la muestra, que podrá verse hasta el día 18 en horario de mañana -hasta las 12.00 horas- y tarde -de 19.30 a 21.00 horas-.

«La principal sorpresa para los asistentes será la abundancia de pinturas con acrílico, ya que habitualmente trabajo más con la acuarela, algo que en los últimos años se ha ido equilibrando», expone Prada. El «80 por ciento» de los trabajos expuestos datan del pasado año, según precisa el artista, por lo que la exposición recoge su obra reciente.

El anochecer en la Praza de Santo Domingo, una nevada Praza do Campo, distintas perspectivas de la catedral o el entorno de la muralla son algunos de los paisajes que se incluyen en la colección.

«Uno de los lugares en los que me centré fue la Praza Maior», lugar que acapara buena parte de las obras. «Quise reflejar un poco la tristeza que a mucha gente nos dejó el hecho de que tuviesen que talar los negrillos, ya que estaban enfermos», explica el autor.

Los lucenses no se escapan del pincel de Prada, y el solitario paseo de un hombre en una desierta calle del casco antiguo contrasta con la alegría de la multitud en el Arde Lucus, una de las estampas más espectaculares de la muestra. La muchedumbre en las calles o durante la celebración de una misa en la catedral son otros reflejos del palpitar de Lugo que recoge Prada.

La exposición, entregada a retratar los momentos de la ciudad, su latido, apenas deja un par de concesiones. La primera, un tierno retrato de Toñito, amigo del autor; la segunda, una recreación de las dornas de Carril.

Prada, que comenzó muy pronto su actividad artística, ha compaginado a lo largo de la misma la pintura y la escultura. El uso de la acuarela ha sido una constante en su obra, aunque ha trabajado también técnicas como el óleo. En cuanto a la escultura, destacan sus trabajos mixtos, con hierro y madera.

Esta misma disciplina es la que más trabaja en la actualidad. «Estoy trabajando mucho en el estudio (que posee en Matela) en cosas grandes, de escultura», dice el artista, apenado porque «la crisis no deja muchas salidas para el arte, la verdad».

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