Este monfortino, que emigró a Barcelona siendo muy joven, visita todos los años su Monforte natal, tierra que le trae inmensos recuerdos de juventud y de los inicios de lo que sería su profesión durante el resto de su vida, cajista, en la imprenta Fénix. Ahora, jubilado, comparte fotos antiguas gracias a internet.
La ciudad del Cabe es la tierra del alma de Juan José Corujo Castro. Monfortino de nacimiento y barcelonés por adopción, dejó atrás el pueblo de sus ojos en búsqueda de un futuro mejor al otro lado de península. Corujo fue cajista, encargado de juntar y ordenar las letras para componer lo que se quiere imprimir, trabajo que comenzó a ejercer en la monfortina imprenta Fénix. Supo adaptarse a los cambios en su profesión y una vez jubilado adquirir una nueva pasión, la informática, que comparte con la fotografía y el amor por Monforte.
¿La imprenta que usted conoció bien poco tendrá que ver con la actual, no?
Ahora es completamente diferente de cuando yo empecé. Ahora existen otros procesos muy distintos. La tipografía era un trabajo artesano, por eso la denominación de artes gráficas. La profesión de cajista la recuerdo como un trabajo maravilloso, me encantaba. Luego de la jubilación volví a asombrarme al descubrir la informática y los nuevos métodos de impresión. El cambio ha sido total.
¿Qué importancia tiene la imprenta Fénix en su vida?
Una importancia inmensa. Con 14 años, comencé a aprender el oficio de cajista y estuve trabajando en la imprenta Fénix hasta los 21. Aquí tuve que hacer una pausa de casi dos años porque fue cuando hice la mili en Pontevedra. Desde el año 1966 estuve de cajista en Barcelona hasta que me jubilé, hace ya tiempo, porque esto ocurrió en el 2001.
¿Todavía quedan recuerdos de aquel comienzo?
En mi juventud, Monforte era
