José Coronado: ''Luché mucho para quitarme la etiqueta de galán''

JOSÉ CORONADO HA LIBRADO una dura batalla contra su propia imagen —la de un apuesto galán—, a la que finalmente se ha impuesto su innegable condición de actor que ha ido creciendo como tal a fuerza de tesón y trabajo. Un camino en el que siempre lo ha acompañado la diosa fortuna.

PREGUNTA: Estudió Derecho cuatro años, otros dos Medicina y terminó por ser actor, ¿es que tenía muchas vocaciones o ninguna?
RESPUESTA: Estaba buscando mi camino, como todo el mundo, aunque a mí quizás me llegó más tarde. No sólo empecé Derecho y Medicina, hice otras muchas cosas: tuve una agencia de modelos, otra de viajes, fui coreógrafo....

P: Sus comienzos en este mundillo fueron como modelo...
R: Bueno, eso fue mientras estudiaba. Ahí empezaron a ofrecerme cosas, pero me daba mucha vergüenza y siempre decía que tenía exámenes, hasta que me ofrecieron un spot en Menorca, con dos suecas, y me pagaban bastante dinero, entonces me dije: «Ésto hay que planteárselo», y la verdad es que no me hizo daño, sino todo lo contrario. Lo que hice entonces fue utilizar la cara para conocer mundo. Estuve tres años viajando y trabajando mucho en Japón, América y Europa. Cuando volví a España fue cuando monté la agencia de modelos y debuté como coreógrafo.

P: Sin embargo, en muchas ocasiones ha renegado de la etiqueta de galán...
R: No es que renegara de que se me etiquetase como galán, ¡me encanta hacer de galán! De lo que renegaba era de que se me etiquetase sólo como galán. A mí los galanes me parecen fantásticos y, además, estoy encantado de interpretarlos, lo que sí quería era tocar otros palos y otros registros. Por eso siempre intenté encontrar personajes que fueran otra cosa, para que no se me encasillara.

P: Pero no puede negar que su físico le ha abierto  muchas puertas.
Sin duda, eso ayudó muchísimo al principio y me abrió puertas más fácilmente que si hubiera tenido un físico... diferente. Lo que también es cierto es que eso fue como una losa y tuve que luchar mucho para que se me reconociesen otras cosas.

P: Tuvo éxito con la agencia de modelos, con la de viajes y en su experiencia en hostelería, con dos restaurantes. ¿Todo lo que toca se convierte en oro?
R: Lo cierto es que me fue muy bien. Tengo mucha suerte en la vida, siempre lo he reconocido y doy gracias por ello, pero no convierto nada en oro. Lo único que hago es poner mucha ilusión en todo lo que hago. Soy bastante corredor de sprint y me gusta acometer cosas que después dejo si no me llenan como lo hace la profesión de actor.

P: ¿Cómo tomó contacto con la profesión?
R: Fue a los 29 años cuando me encontré con esta profesión maravillosa que me enganchó. A la persona con la que me formaba, Cristina Rota, le pregunté si se podía vivir de esto. Me respondió que con trabajo duro y esfuerzo, sí. Ella fue la primera que me inoculó el virus de la interpretación y me hizo enamorarme de esta profesión que te permite vivir muchas vidas y enriquecerte profesionalmente, en la medida en la que tú quieras involucrarte. Cuando hice ‘Goya en Burdeos’ aprendí a pintar, estudié toda la historia de España de la época... Todo eso te enriquece, personal y profesionalmente.

P: Sin duda fue un alumno aventajado, porque al mes de estar con Cristina Rota ya representó una obra de teatro y, un año más tarde, se estrenaba en la gran pantalla.
R: Sí, lo primero que hice en mi vida fue en el teatro Scala de Milán, aunque bien es cierto que hacía de lancero, con el Centro Dramático Nacional, subido en un escenario y totalmente acojonado el primer día. Fue maravilloso, porque además tuve la suerte de estar dos meses y medio de ensayos. A partir de ahí empezaron a salirme cástings para el cine y me cogieron para una película, ‘Waka-waka’, algo amateur, entre amigos. La primera ‘oficial’ mía fue ‘Jarrapellejos’.

P: Las cintas que sin duda recuerda son las dos por las que estuvo nominado a los premios Goya: ‘La caja 507’ y ‘Goya en Burdeos’. ¿Qué significaron para usted?
R: Para mí eran, más que nada, el reconocimiento de la profesión y la constatación de que había ganado la batalla contra la etiqueta de galán. Me daban la oportunidad de hacer otros registros y, sobre todo, demostraban que ya era actor, transcurridos 15 años desde el comienzo de mi carrera.

P: ¿Este premio es una asignatura pendiente?
R: El mejor Goya es el trabajo diario. Conozco a muchos actores con un Goya en la chimenea que se están comiendo los mocos en casa. Aunque si te lo dan es como la guinda del pastel.

P: Aún le quedan muchos años para ganarlo, porque debe reconocer que el tiempo parece ser más benévolo para los actores que para las actrices...
R: Sí, desgraciadamente, aquí y en todos lados. Ahora está empezando a cambiar gracias a que hay bastantes de directoras.

P: Y usted, ¿cómo lo lleva?
R: Muy bien. Creo que hay que asumir y aceptar lo que somos y en lo que nos vamos convirtiendo, y disfrutar de ello. No ir en contra, por eso no estoy a favor de las operaciones de estética. Yo creo que la mejor fórmula para mantenerte joven es vivir una vida plena, utilizar el cerebro y sonreír mucho.

P: Teniendo en cuenta que las series españolas de televisión están de nuevo en auge, ¿no le gustaría volver a interpretar alguna?
R: Yo la televisión no la he dejado nunca. Llevaré más de diez o doce series, la última de ellas ‘Acusados’. Ahora estaba haciendo teatro y acabo de terminar una película con Urbizu. Lo que me gusta de esta profesión es que tiene los tres palos —cine, televisión y teatro— y que todos te complementan en todos los sentidos, tanto en el crecimiento como actor como en materia económica, al proporcionarte una seguridad.

P: En el 98 recibió el Premio Fotogramas de plata como mejor actor por la serie ‘Periodistas’. ¿Que opina de la profesión vista desde dentro?
R: Cuando hice la serie me gustó tanto la profesión que estuve tentado de matricularme en Periodismo. Como curiosidad, te diré que ese año las matrículas en la facultad aumentaron una barbaridad. Era la primera serie que se hacía con profesionales, ‘telecineada’, con otra textura, hicimos 20 capítulos.

P: ¿Esta experiencia no sirvió para  reconciliarlo con los paparazzi, de los que tanto se ha quejado en la vida real?
R: Yo no me he quejado nunca... pero procuro mantenerme al margen. Hace ya 12 o 15 años que me di cuenta de cómo el patio comenzaba a transformarse en un gallinero. Ante esto, lo que haces es cubrirte e ir con respeto. Creo que, al final, la gente del gremio ya sabe distinguir quién entra a jugar, quién se lucra de la profesión al contar sus vidas y quién no, aunque lo mejor es mantenerse al margen. A mí si me cogen en un restaurante y me preguntan, por ejemplo, si estoy enamorado, salgo por la tangente y llevo la conversación hacia el ámbito del trabajo, que es lo que interesa y lo que yo estoy dispuesto a compartir con la sociedad, no mi vida privada.


P: Haciendo balance de todos estos años, ¿con quién se ha encontrado más a gusto trabajando?
R: De directores, Enrique Urbizu es sin duda el primero. También he trabajado muy a gusto con Saura. En cuanto a compañeros, me encuentro muy bien con Maribel Verdú y también con Álex Angulo, del que se puede decir que es la bondad con patas.

P: En su vida siempre ha estado presente el teatro. ¿Es un seguro para los actores en tiempos de crisis?
R: Pues sí, de hecho no se ha notado ésta en el teatro. Yo creo que es una de las pocas salidas que le quedan a la gente de este país para olvidarse de la crisis. Ir a sitios que te hagan soñar para que te olvides de tu cruda realidad. Los centros de salud o los gimnasios también cumplen ese cometido.

P: ¿Qué le parece que su hijo Nicolás siga sus pasos como modelo y actor?
R: Bueno, me gusta que me hijo busque su camino y tenga inquietudes. De una profesión de la que estoy viviendo, que me gusta y me ha hecho feliz, cómo voy a decirle que no a mi hijo. Pero él tiene, además, unas grandes cualidades para el arte, está en tercero de Bellas Artes y tiene un talento para la pintura que es admirable. Me gustaría que desarrollara esa faceta. Y en el otro sentido, pues también, si él vale y trabaja, las condiciones las tiene. Lleva toda la vida conmigo, conoce la profesión y yo estoy ahí para todo lo que haga falta. Ahora lo que necesita es trabajo y suerte.

P: También comparten otras cosas, como la colaboración en la campaña de Ayuda en Acción, para la que fue él quien lo convenció. ¿Se siente orgulloso de ello?
R: Fue él el que estuvo primero en Ecuador. Volvió y, impresionado por lo que se estaba haciendo allí, me dijo que tenía que verlo. Y la verdad es que tenía toda la razón. Fue llegar y ser consciente de lo que se puede hacer y de lo que nosotros, como personas conocidas, podemos aportar.

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