Jorge de Vivero le dedica 'Ventanas al campo' a su devoción por el paisaje

Jorge de Vivero está convencido de que un día "no está completo" si no paseó "por el campo". Esta pasión, que lo alienta desde la infancia, centra el contenido de 'Ventanas al campo', el volumen con el que cierra la trilogía que arranca con 'Paisajes del recuerdo', que dedicó "a los viajes", y 'Tan animales', que trata sobre los animales. El conjunto, publicado por Tris Tram, se llama 'Los buenos momentos'. "Como dice el título, hace referencia la esos buenos momentos que pasamos en la vida", explica.

Ahora jubilado de la docencia, el escritor lucense comenta que vive "en Santa Mariña do Corgo, rodeado de robles y abedules", por lo que el campo está en su día a día, pero cuando vivía en Lugo "raro era el día en el que no salía al campo". Esta entrega le llegó a Jorge de Vivero por vía paterna: "Mi padre fue uno de los fundadores de la Sociedad Española de Ornitología y era experto en aves rapaces; me regaló unos prismáticos, que debió de ser mi primer juguete, y me llevaba cada día a Lamabranca, en Lugo, donde había un pastizal en el que mirábamos cernícalos y milanos".

Al margen de los verdes de aquel Lugo rural, acompañaba a su abuelo materno de cacería por los Ancares. "La caza es algo que no me gusta mucho, pero era otra época".

El libro está ordenado en la primera parte según las estaciones del año —"porque un año completa el ciclo de la vida"— y por los meses del calendario, en la segunda.

Montañas
Las montañas son el escenario favorito para este autor, que asegura que "en la montaña, como en el mar y en el fuego, es donde se muestra la fuerza de la naturaleza, una fuerza que sobrepasa". Esos espacios montañosos "eran el refugio de las especies que no aguantan el hombre", algo que no le acontece a él, aunque, apunta, necesita tomar la compañía de los hombres "en su justa medida".

En cuanto a los meses, Jorge de Vivero confiesa su preferencia por junio "porque es cuando explota la vida, cuando se da todo, es el culmen de la vida".

'Ventanas al campo' concluye con unos versos de Jiménez Lozano, "en los que dice que los buenos momentos hay que pagarlos con la muerte, pero valen la pena aunque son caros porque disfrutaste mucho de ellos".

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