''Intervenir un espacio natural es de una responsabilidad enorme''

El pasado 3 de diciembre se cumplieron 20 años del hundimiento del petrolero Mar Egeo frente a la Torre de Hércules. La coincidencia con la entrevista al escultor Pepe Galán (A Coruña, 1955) propicia el recuerdo de ese y otros naufragios, porque pocos artistas han lanzado un grito de socorro tan contundente como el suyo y muchos menos han elaborado una obra tan consecuente. Galán tiene su taller-estudio-almacén en el popular barrio de Monte Alto, en A Coruña. Poco a poco, lo ha diseñado y acondicionado según sus necesidades de trabajo y, aunque lo reorganiza de vez en cuando, reconoce que siempre queda algo pendiente por hacer. Desde adaptar el mobiliario, para lo que suele aprovechar muebles en desuso, hasta ordenar los utensilios y materiales con los que construye sus obras. Su inclinación por recuperar y reciclar se evidencia también en sus dibujos con polvo de hierro, que es precisamente el que se produce aquí en el taller cada vez que corta y manipula ese metal.

Tengo la impresión de que poca gente sabe que eres el autor de una escultura ubicada en la Praza de Santo Domingo, en el centro del recinto amurallado de Lugo.

Supongo que pasa bastante de- sapercibida. Es una obra del año 1999, realizada en acero cortén que se titula ‘Vieiros de seu’. No es una pieza de mucha envergadura y está medio camuflada en el jardín de la plaza. Además está situada en un lugar para el que no se diseñó inicialmente, pues fue pensada para instalarse en la Praza da Soidade. Una pieza escultórica pública crea un nuevo espacio urbano a su alrededor, pero también está condicionada por ese espacio. Que se instale en un lugar o en otro de la ciudad cambia la percepción y la lectura que se tenga de la obra.

Las esculturas para espacios públicos casi siempre van acompañadas de controversia, pocas veces se hacen a gusto de todos.

Evidentemente. Es más fácil venderle una escultura a un coleccionista privado al que le gusta tu obra. Pensar y elaborar una pieza que va a ser colocada en un lugar abierto, público y urbano exige tener en cuenta muchos aspectos (materiales, escala…) y sobre todo mucho respeto por el entorno que la va a acoger y por los usuarios de la ciudad.

Si un espacio urbano condiciona mucho, más lo hará un espacio natural, y mayor todavía debe ser el respeto, ¿no?

Intervenir un espacio natural implica una responsabilidad enorme. El artista precisa interpretarlo con respeto, aun sabiendo que de todas maneras al colocar su obra transformará el paisaje. Ese fue mi planteamiento para construir la obra ‘Mortos no Portiño’, como homenaje a los desaparecidos durante el año 1937 en esa ensenada de la costa coruñesa. Quise que no interfiriese para nada en el lugar, que se adaptase al terreno y al paisaje costero y que, a pesar de tener dimensiones considerables, como en este caso que mide aproximadamente unos veinte metros de longitud, la gente no se percatase inmediatamente de su presencia. Es casi necesario situarse sobre ella para sentirla.

En un proyecto público pueden intervenir muchas personas y organismos que no siempre comparten sensibilidades. ¿Que todo encaje es tan complejo como supongo?

No es tan complicado. Es cuestión de aunar esfuerzos, colaborar, dialogar y, además, adaptarse al presupuesto.

En la actualidad tu taller está dedicado a la escultura pero iniciaste tu trayectoria artística como pintor. Xabier Seoane apunta en uno de tus catálogos cómo «o lenzo plano demandara tensión» y tu pintura empezó a «saírse das paredes», en palabras de Camilo Franco. ¿Cómo se produjo ese tránsito hacia el volumen?

Me fui quedando sin color y el formato del cuadro se fue extendiendo lateral y frontalmente hacia el volumen. Así surgieron mis primeras obras escultóricas, en las que ya no conseguía el color aplicando pigmentos sino con la luz que proyectaba sobre las piezas. Entre los años 1984 y 1992 elaboré las series ‘Tecidoetensión’ y ‘Ferroetecido’, que muestran plenamente esa evolución.

Aquí en el taller, junto a las maquetas de varios proyectos, conservas algunas esculturas pertenecientes a tus últimas colecciones.

Tengo algunos ejemplos de obras de la serie ‘Mayday’, elaboradas a partir de 2007 y que tuve ocasión de exponer en varias ciudades, entre ellas Lugo, en la galería Clérigos en el año 2010.

Con ‘Mayday’ alertas y reflexionas, con conciencia y compromiso, sobre las mareas negras que han afectado a las costas gallegas en los últimos 50 años. ¿Cómo fue el proceso de elaboración de esas piezas?

Primero apareció la idea, el concepto de la obra, que nació de mi preocupación por el mar y contiene el poso de esas catástrofes ecológicas que tanto dañaron nuestras costas. Después se estableció un diálogo con la geometría y los materiales y, poco a poco, fueron construyéndose las piezas. En este caso realicé previamente maquetas en cartulina y para las obras finales utilicé hierro y parabrisas de automóviles. Algunas de estas esculturas tienen la particularidad de formar parte de series limitadas y numeradas, cinco o seis únicas reproducciones por obra.

¿Reproducir algunas esculturas supone un cambio considerable en tu manera de trabajar?

No demasiado. Las series numeradas son una posibilidad más para piezas de pequeño formato, como los vaciados en bronce lo son para los escultores que modelan en barro. De todas maneras mi producción será siempre bastante limitada, porque exprimo mucho las ideas hasta conseguir la obra que me satisface y eso me lleva mucho tiempo.

En toda tu obra se advierte la inclinación por reutilizar materiales industriales. Me interesa especialmente la nueva oportunidad que le das al vidrio de los parabrisas. ¿Cuándo y por qué comenzaste a usarlo?

Comienzo a utilizarlo en el año 2000. Me atrajo por su transparencia, en contraste con los materiales opacos y pesados que estaba utilizando hasta entonces. Además, en las grietas del vidrio, que plásticamente aportan una grafía interesante, hay una lectura posible del agrietamiento de la realidad. Y también los parabrisas, en cuanto a ser elementos de consumo procedentes de desguaces, aportan su propia memoria, la que cuenta su historia de siniestros, golpes y abandonos.

¿Hasta qué punto los materiales determinan tu trabajo?

El material es un complemento para llevar a cabo el concepto, aunque en alguna época haya sido el elemento decisivo de mis obras. En todo caso, siempre estoy receptivo y dispuesto a incorporar nuevos materiales que me permitan crear formas y transformar el espacio.

Otra faceta importante de tu trabajo es la desarrollada en intervenciones como ‘Maleta e terra’ o ‘Movemento, traxectoria’, que son indicativas de tu voluntad didáctica.

Esas fueron acciones artísticas llevadas a cabo en espacios naturales en Betanzos, en paisajes de cultivos y ría. Fueron proyectos vinculados al ‘Land Art’ y ligados a mi actitud respecto al uso y el abandono de la tierra. El pasado año también organicé la actividad creativa ‘Augas transferidas’ con el alumnado del Ies Salvador de Madariaga. Ambas fueron experiencias muy satisfactorias y enriquecedoras.

¿Cuál es tu proyecto inmediato?

Quiero ponerme a dibujar y plantear ideas sobre el papel que sean la base para elaborar nuevas obras escultóricas. Nunca he dibujado mucho y ahora me apetece hacerlo.

APUNTES

· Entre sus preferencias musicales están Edith Piaf, Tom Waits y también al músico compostelano Abe Rábade, pero mientras trabaja escucha la radio.

· Pasea con frecuencia y sigue rutas por el campo y la montaña, preferiblemente con lluvia y viento, para disfrutar más intensamente la naturaleza.

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