Intercambio mayor de edad

Estudiantes participantes en el intercambio tras la llegada de los franceses (Foto: Toño Parga)
photo_camera Estudiantes participantes en el intercambio tras la llegada de los franceses (Foto: Toño Parga)

Los intercambios entre estudiantes de los institutos monfortinos y franceses son una costumbre que se mantienen inalterable desde hace ya 18 años. Al principio costó un poco sacar adelante el proyecto, pero hoy es una de las actividades más arraigadas en la comunidad educativa y que cada vez se espera con más ansiedad.

Durante esta semana, un grupo de 41 estudiantes franceses de un instituto de Landerneau, en la Bretaña, convive con sus colegas monfortinos. Es la segunda fase del programa de este año, pues la primera ya se celebró antes de Semana Santa cuando 44 jóvenes de los institutos Río Cabe, A Pinguela y Daviña Rey estuvieron en Francia.

Tanto unos como otros conviven con las respectivas familias de acogida en todos los sentidos y acuden a algunas clases para conocer los diferentes modelos educativos y algunas claves de los idiomas. A mayores, realizan visitas turísticas y culturales en las poblaciones de referencia y sus comunidades.

El grupo de franceses llegó a Monforte el lunes y se marchará el domingo. La recepción, en la zona de A Compañía, dio cuenta de la ilusión con que se celebra este tipo de encuentros. Los monfortinos los esperaron con una gran pancarta en la que daban la bienvenida en francés.

Una de las profesoras que están en la organización de los intercambios, Marisa Moure, del instituto Río Cabe, destaca «a emoción que sinten os rapaces con estes intercambios. Aínda que xa levamos 18 anos, cada ano é como se se fixera por primeira vez. Para os estudantes é así, xa que para a maioría é a primeira vez que saen da casa, que se despegan da familia e coñecen outro país e os seus costumes».

Entre otras particularidades, la docente destaca que gracias a la nuevas tecnologías se salvan las primeras barreras en la comunicación entre los jóvenes monfortinos y los franceses.

«Antes do intercambio xa contactan por internet e mándanse fotos. Establecen unha amizade que despois se reforza co encontro en sí mesmo. A emoción é máis que patente cando nos recibiron en Francia e cando nós démoslle a benvida o pasado luns», comentó Marisa Mariño.

El intercambio cultural entre ambos grupos es uno de los valores que más destacan los jóvenes. Para los franceses les atraen los horarios de España y sobre todo la vida en la calle. A los monfortinos, la mayor estructuración de la vida estudiantil y familiar de los galos.

En ambos casos, las diferencias en la gastronomía y su elaboración dan cuenta de claras diferencias, centradas en el uso de la mantequilla y del aceite.

Pero por encima está el valor de la amistad que entre estudiantes monfortinos y franceses ya cumplió la mayoría de edad.

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