Incertidumbres

Las tensiones del caso Bárcenas marcaron la tónica del fin de semana. El país esperó y asistió atento a la declaración de Rajoy, como ante un gran acontecimiento. Llegó ayer la petición de dimisión del presidente del Gobierno por parte de Rubalcaba, aunque sin matizar más que un detalle importante, si se trataría de adelanto electoral o la sustitución por otro candidato de la mayoría. Llegó también la formulación explícita de la teoría de la conspiración por parte de Javier Arenas. La presentó como explicación global de cuanto referido a Bárcenas y sus cuentas desestabiliza y escandaliza a la mayoría de la ciudadanía. Es una vía de alto riesgo, tanto para los intereses del PP como para los generales del país. La comparecencia del presidente del Gobierno ante la prensa será un test. Rajoy tiene cita con Merkel. Seguirá una rueda de prensa, cabe imaginar. Será interesante observar el método que busque impedir que las cuestiones referidas a la financiación del PP y a las informaciones de sobresueldos no acaben monopolizando las preguntas y los titulares. Claro que son muy importantes para España los planteamientos que en política económica lleve Rajoy ante la todopoderosa Angela Merkel. Claro que había una percepción positiva sobre las últimas posiciones de Rajoy frente a la dogmática y no muy diplomática canciller alemana. Precisamente por ello, por el interés general y la situación grave, era y es prioritario cerrar el grave problema político y de credibilidad que se abrió con las cuentas de Bárcenas. Sus cuentas en Suiza y sus apuntes internos como tesorero popular. Llovía sobre mojado en cuestión de corrupciones con colores políticos diferentes. En este panorama, la presencia como imputado del expresidente de la Diputación de Ourense José Luis Baltar ante el juez pasa a un segundo término. Tenía y tiene todos los ingredientes para un gran reportaje, al modo de Gay Talese cuando narra la realidad como trepidante argumento de novela.

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