Iberdrola encubre un trasvase de agua del río Sil, según ecologistas

Dos personas miran hacia el Cañón del Sil, donde Iberdrola quiere hacer un lago en la parte alta. AEP
photo_camera Dos personas miran hacia el Cañón del Sil, donde Iberdrola quiere hacer un lago en la parte alta. AEP

Los ecologistas de la fundación Germán Estévez presentarán hoy las alegaciones al proyecto de Iberdrola para construir una gran balsa de casi 40 hectáreas en la ribera del río Sil, en la inmediaciones del convento ourensano de Santa Cristina. El lago que se proyecta sería la base para una nueva central hidroeléctrica, que se surtirá de las aguas del río Sil, por lo que los ecologistas aseveran que es «un trasvase en toda regla».

Sobre las numerosas quejas comentadas en las últimas semanas, Germán Estévez hace ahora hincapié a la hora de considerar que el proyecto conlleva un trasvase del caudal del Sil, por lo que estima que el asunto debe ser paralizado y tratado por el Consejo de Ministros. Además apunta que las obras de construcción se prolongarán durante ocho años, algo «totalmente inasumible y sin ningún plan de compensación».

Los miembros del colectivo, que elaboraron un minucioso documento formado por más de una veintena de folios, explican que aparte de la «aberración sin precedentes de pedir permiso para crear un pantano en lo alto de la ribera y perforar las laderas para emplazar la central, así como las tuberías para subir y bajar el agua, hay que poner por delante de todo que se está encubriendo un trasvase de agua de una cuenca, cuestión que se debe estudiar en otros ámbitos».

Tema complejo

Germán Estévez dice que, por lo tanto, y al igual que ocurrió en otras zonas donde se plantearon trasvases de agua, el expediente debe pasar a manos del Consejo de Ministros. «Ajustándonos a la legislación actual, la Secretaría de Estado del Cambio Climático, del Ministerio de Medio Ambiente, no es competente para emitir un veredicto en este caso sobre la declaración de impacto ambiental».

La fundación matizó que si se permite la construcción del pantano y de la central hidroeléctrica, una vez en funcionamiento se producirá una constante extracción de agua del río Sil, un trasvase, que sin duda afectará al caudal del medio y a su entorno.

El colectivo apuntó esta nueva consideración que, a su entender, debe anular el proyecto en sí mismo y su gestión.

Concellos afectados

Otra de las novedades que incluirá la fundación en el paquete de alegaciones es el pronunciamiento de rechazo al proyecto del Ayuntamiento de Ourense tras una reciente sesión plenaria celebrada la semana pasada.

«No hay duda que afectará al municipio y sobre todo a la ciudad de As Burgas, cruzada por el río Miño. Se entiende que los efectos sobre el río Sil, que desemboca en el Miño en Os Peares, perjudicarán a una ciudad que se posiciona como capital gallega del termalismo».

Para la fundación Germán Estévez, los ayuntamientos más cercanos a Santa Cristina, que se verán afectados directamente por el plan de Iberdrola, tales como os ourensanos de Parada de Sil, Montederramo y A Teixeira, sin excluir los lucenses que están al otro lado del río Sil, deberían abordar el proyecto en sus corporaciones al igual que hizo la de Ourense para presionar y evitar «un daño irremediable y más perjudicial que incluso la construcción de las presas. No encontramos precedentes similares ni en España ni en el resto del mundo de hacer un lago en lo alto de una ribera fluvial».

La fundación animó a todos los colectivos profesionales, vecinales, sociales, culturales, deportivos de la Ribeira Sacra a que presentar alegaciones.

Rosa Aguilar

Los ecologistas de la fundación añadirán a las alegaciones la respuesta que en su día dio la ministra de Medio Ambiente, Rosa Aguilar, ante una pregunta del BNG sobre nuevos aprovechamientos hidroeléctricos en la cuenca del Miño Sil.

La ministra recalcó entonces que no aprobaría ninguna construcción más. «Debe cumplir su palabra», dijo el colectivo.

«Es inaudito que no se obligue a rehacer el templo demolido»

La fundación ve «inaudito que no se obligue a Iberdrola a rehacer el templo que demolió en San Martiño». El colectivo dice que si bien se habló de imponer una multa de 90.000 euros, al final son 60.000, pero la Dirección Xeral de Patrimonio no obliga a reconstruir lo dañado, tal como posibilita la Ley de Patrimonio de Galicia.

De siglo XIX

Los restos del templo, del siglo XIX, planta rectangular, prebisterio, pila bautismal, retablo y sillares perfectos, están en paradero desconocido.

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