El catedrático de Produción Vexetal Antonio Rigueiro, coordinador del trabajo para declarar Enil el humedal das Gándaras, destaca el hecho de que este espacio haya sobrevivido en el entorno de una ciudad y entre dos polígonos industriales y cree que en ello han tenido mucho que ver desde los militares, bajo cuyo dominio estuvo la zona, hasta el colectivo ecologista Adega.
La asociación realiza limpiezas periódicas de residuos y denunció agresiones diversas al río, como la contaminación con sedimentos cuando se construyó el polígono de As Gándaras. Por iniciativa de Adega, el TSXG acabó obligando a la Confederación Hidrográfica a investigar rellenos y escapes de caudal. El colectivo también es coautor de un informe en el que se constataba que faltaban unos dos kilómetros de río por recoger en el PXOM, que en esa zona sigue pendiente de aprobación.
