Huida de la austeridad

LA ESCAPADA de este puente de mayo, fundamentalmente en Madrid, donde hoy es fiesta, es la otra cara de una sociedad que padece las políticas de austeridad económica y que ayer pidió de nuevo su final bajo las banderas de los sindicatos en las manifestaciones del Primero de Mayo. Sirvió también de ocasión para hacer oír los mensajes políticos de la oposición dentro de la campaña de las elecciones europeas. Esta salida del puente de mayo se produce a pocos días de la que se registraba hace poco con ocasión de la Semana Santa. Quizás un exceso más del discurso optimista sobre la situación pretenda traducir estos movimientos turísticos como un indicador de que la crisis llegó a su fin. Es un buen síntoma. O puede ser ya un hartazgo del ciudadano que ha cumplido y cumple frente a la pretensión de explicar la mala situación de estos años por una presunta responsabilidad colectiva de haber vivido por encima de nuestras posibilidades. Dicho de otra forma, no estaría tampoco mal que en la decisión de moverse, hacer gasto y contribuir a la actividad del sector turismo hubiese algo de rebelión frente al miedo que sembró de forma indiscriminada la medicina de la austeridad económica. El movimiento del puente y las voces de las protestas del Primero de Mayo apuntan a un mismo objetivo: activación real.

A modo de memorias

Víctor Manuel Vázquez Portomeñe fue un político destacado en Galicia desde los años de la transición hasta fechas recientes. Presenta hoy en Lugo un libro como testigo de aquellos años y de los gobiernos de Manuel Fraga en Galicia, con la explosión del fenómeno Xacobeo. No hay en Galicia tradición de redacción memorialística. El libro de Vázquez Portomeñe es personal crónica de un tiempo importante en la historia de Galicia.

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