Guerra en el centro Santo Anxo de Rábade

El personal ve «inxusto e arbitrario» que la Xunta relevase al director tras denuncias de vigilantes privados
Entrada del centro Santo Anxo de Rábade
photo_camera Entrada del centro Santo Anxo de Rábade

El centro de menores Santo Anxo de Rábade está en un estado de máxima tensión desde la destitución por parte de la Xunta de su director los últimos 35 años, Jesús Robles, oficialmente por "perda de confianza" en su trabajo pero todo apunta a que es debido al pulso entre trabajadores de la empresa de seguridad privada contratada para las instalaciones y un funcionario que es vigilante nocturno, al que investiga el juzgado tras ser denunciado ante la Guardia Civil. 

La plantilla del centro defiende en bloque a Robles y estudia acciones ante esa decisión "inxusta, arbitraria e desacertada". La primera fue remitir el martes una carta al conselleiro de Política Social para que repare "o dano causado ao centro, repoñendo ao director no posto e, en igualdade de condicións, esperar a que a xustiza decida". Aunque tanto trabajadores como vigilantes privados instan a aparcar las diferencias y respetar las reivindicaciones de unos y otros, el mal ambiente empieza a ser palpable en el Santo Anxo, con sonoros reproches entre algún miembro de uno y otro bando. 

Hasta 32 trabajadores del Santo Anxo -desde directivos y educadores hasta auxiliares y cocineros, entre otros- firman el escrito remitido al conselleiro bajo el contundente título ‘'Matar ao mensaxeiro'. Es todo el personal salvo dos o tres personas de permiso, afirman. En la carta, cargan contra el Xefe Provincial de Política Social por "semellante tropelía". Tras recordar los años de "bo facer e adicación incondicional" de Robles, critican que "un Xefe con pouco oficio e quizais menos anos de vida que o director anos de servizo" fuese al Santo Anxo a "espetarlle" al ya exdirector que "o cesaba por pérdida de confianza". 

Creen que es una decisión "desesperada, onde un señor que non fixo os deberes cando tiña que facelos, para salvar a súa ineficacia decide cortar a cabeza do mensaxeiro". La plantilla se apoya en uno de los argumentos de Robles, quien dice que informó siempre a la jefatura provincial de las quejas cruzadas de la seguridad privada y el vigilante nocturno, que se acusan mutuamente de incumplir sus tareas. 

En el escrito, tras tachar de "cortina de fume" lo sucedido y decir que "esas maneiras de gobernar non son propias dos tempos nos que estamos", censuran que se acabe "co prestixio dun traballador" a punto de jubilarse y exigen que se rectifique. 

VIGILANCIA CRUZADA.  La guerra que mantienen desde hace años los vigilantes de seguridad y ese funcionario del turno de noche se ha recrudecido por las denuncias interpuestas por los primeros ante la Guardia Civil, que han llegado al juzgado de instrucción número uno. Han dado ese paso al ver estériles sus quejas ante Robles, al que acusan de inacción, y al no tener respuesta tampoco de la Xunta. 

En total, los vigilantes privados han puesto en los últimos días más de una decena de denuncias, las primeras en el cuartel de Rábade y las últimas en la comandancia de Lugo. Alguno de ellos ha firmado hasta cuatro demandas, por otros tantos incidentes con el funcionario. 

Afirman que ese trabajador los ha grabado en busca de incumplimientos, con el teléfono e incluso una vez con unas gafas con cámara, captando en alguna imagen a menores del centro, sin respetar su privacidad. 

También aseguran que ese vigilante nocturno se negaba a atender el primer piso, en donde están los internos varones -por lo que ellos tenían que asistirlos e incluso encargarse de los ingresos de noche-, y se quedaba en la planta baja, en el módulo de mujeres. 

Añaden que incluso se expedientó una vez a un guardia privado porque ese funcionario lo incluyó en un parte por no llevar su placa identificativa. 

Otro trapo sucio aireado ante la Guardia Civil es la venta de aves criadas en el centro, en contra de las normas, a lo que Robles ha replicado que no se ocultaba y que se hacía para poder afrontar el sustento de las restantes. 

Esa guerra no solo ha llegado a los tribunales, sino que la propia Xunta ha abierto una investigación sobre la conducta del funcionario señalado. Ocho de los diez guardias privados del Santo Anxo están citados en la jefatura territorial la próxima semana, en la que se espera también la comparecencia de Robles y del trabajador. 

Entre la plantilla hay quien acusa a los guardias privados de preocuparse más últimamente de vigilar a los trabajadores que a los menores y achaca a ese celo que se le impida a Robles acceder al centro -sí puede hacer uso de su casa, en el mismo complejo, hasta que se mude-, tras ser visto por allí después de ser destituido. El personal del centro critica que ese "conflito laboral" esté echando por tierra la labor de Robles y del Santo Anxo. Por ello, ha iniciado la recogida de firmas de apoyo al exdirector (entre profesionales y colectivos del ramo, colegas de otros centros y vecinos) y no descarta otras acciones de protesta.

Comentarios