Grand piano

Cartel Gran PianohHWfpKCi.jpg
photo_camera Cartel Gran PianohHWfpKCi.jpg
Título: Gran piano. Director: Eugenio Mira. Reparto: Elijah Wood, John Cusack, Alex Winter, Kerry Bishé. Cines: As Termas (Lugo) Calificación: 2 / 4

DESPUÉS DE haber visto ‘Grand piano’, uno puede entender que la causa principal por la que se hayan subido al carro algunas estrellas de Hollywood es su poderosísimo ‘high concept’. Eugenio Mira no necesita más que dos frases para explicar la premisa fundamental de la película -una idea del cine entretenimiento muy próxima a la de Rodrigo Cortés, aquí productor- y atrapar a Elijah Wood por medio de un correo electrónico.

La historia es fácil de contar pero muy difícil de llevar a cabo. El mejor pianista del mundo debe tocar una pieza complicadísima, y por la que se retiró hace cinco años, sin fallar una sola nota. Entre el público de un teatro abarrotado de Chicago se encuentra un personaje anónimo que le amenaza con un fusil, y le da órdenes por un auricular para que complete la misión sin errores.

Con este planteamiento hitchcockiano, en el que no falta un ‘macguffin’ final, Eugenio Mira construye un trabajo de orfebrería a partir de un guion de Damien Chazelle. Todo gira alrededor de un pianista con talento, pero inseguro, al que se le exige que ejecute la obra que le llevó a una retirada anticipada.

‘Grand piano’ es una de esas películas que se ponen límites a sí mismas como ejercicio supremo de estilo. Todo debe ocurrir en un escenario acotado y en un tiempo concreto. Pero Mira va más allá. Integra la banda sonora en la propia narración, fusionando la música que escuchamos de fondo con el carrusel rítmico de un thriller medido al milímetro.

‘Grand piano’ esconde, precisamente, una reflexión sobre el proceso creativo y la exigencia autoimpuesta del autor obsesivo. El riesgo como única fuente de alimentación del creador, que prefiere jugárselo todo en un reto descomunal que componer una obra alimenticia y sencilla de ejecutar. Eugenio Mira -como Rodrigo Cortés- son defensores de esa maquinaria de relojería en el guión.

El pianista protagonista, además, sufre una transformación mientras ejecuta su reto. Se da cuenta de que los errores que le habían amargado la existencia no son apreciados ni por el público ni por nadie. Solo el propio autor se atormenta con su torpeza.

‘Grand piano’ tiene serias lagunas para que todo ese trabajo alambicado, además de un desarrollo coherente y medianamente creíble, tenga una consistencia orgánica. En su complicadísimo equilibrio, hay tropezones y pasos en falso que descubren a un director de talento para un guion imposible.

Comentarios