"Meto el ojo cuando algo me sorprende, pero el marco me parece igual de importante"

"El hambre es una guerra no declarada"

Para este fotógrafo, la propia situación es el encargo. Viaja constantemente a lugares que cree que requieren ser inmortalizados, pero nunca se olvida de su tierra natal, Galicia. Sus exposiciones tienen una carga semántica muy destacable, como por ejemplo llevar a África la pobreza que se vive en Europa, para romper estereotipos
Gabriel Tizón, en la exposición 'Migrantes en el Mediterráneo'
photo_camera Gabriel Tizón, en la exposición 'Migrantes en el Mediterráneo'

El fotógrafo ferrolano descubrió las imágenes como un modo de conectar con las personas que retrata. Primero, convive con ellos para después fotografiarlos, desde la admiración. Estos últimos años acudió a las costas del Mediterráneo con el fin de inmortalizar la afluencia de refugiados que huyen del terrorismo islámico.

Presentó en México la exposición Migrantes en el Mediterráneo, con Elena Poniatowska, ¿cómo fue la acogida?
Pues la verdad es que mejor imposible. Me sorprendió para bien, porque sabía que iba a un país donde hay tantos problemas migratorios y ya sabemos cómo funciona el ser humano, que a veces parece que lo que vive uno es más importante que lo que vive el otro y todo lo contrario. Hubo muchísima empatía con el problema. Volví muy contento porque les viene una información y unas imágenes que ellos desconocían prácticamente. Después de Elena (Poniatowska), pues qué voy a decir de ella, estuvo fantástica.

Me gustaría que profundizara más sobre su experiencia retratando la problemática de los refugiados.
Ya llevo mucho tiempo, en muchos países, en algunos estuve ya cuatro o cinco veces incluso. Me considero un fotógrafo cotidiano, porque para mí el encargo es la propia situación. Nunca tengo una idea preconcebida. Primero estoy y después intento reflejar dónde estoy. Eso me hace tener una implicación personal a tope que pasa una factura. Por resumirlo de alguna manera, he visto lo peor y lo mejor del ser humano. Lo malo, muy malo y de frente tiene que haber algo bueno para contrarrestar, por desgracia no ocurre muy a menudo. Jamás voy a hablar de mí, me parece una falta de respeto a las personas que retrato. Me han pasado algunas situaciones pero no quiero ser el protagonista.

"Una gran parte de la población no es fácil de convencer con el mensaje de odio que vemos por todas partes"


¿Y cómo ve el tratamiento mediático de este problema?
Está la política del olvido y consigue cosas como que la gente se suicide. O gente que huye de un sitio en el que es imposible estar, llegue a otro al que tampoco y ya no saben qué hacer. Antes de estar en México, estuve un mes en la frontera entre Serbia y Croacia, un sitio que en el que nadie sabe lo que está pasando. Hay miles de personas, de las cuales, sin exagerar, la mitad son niños que llevan más de un año viajando solos y a los que les están obligando a ser delincuentes, porque no les queda otra opción. Y aún así no lo son. No me cansaré de repetirlo. Admiro a la gente que fotografío. Jamás admiraré a un futbolista o a un actor. Sin embargo, a esas personas sí, porque si yo pasara con mi familia lo que están pasando ellos, no sé si me comportaría de forma tan ejemplar como lo hacen.

Es duro porque hay mucho obstáculo social y político...
Todo está unido. Esto es una sociedad piramidal, nosotros somos la base y mientras no nos movamos, el de arriba está como quiere, en la puntita allá arriba y lanza mensajes xenófobos. Por desgracia esto que acaba de pasar aquí (atentados de Barcelona y Cambrils) en esos países sucede todos los días y en mayor número.

Parece que hasta es una excusa para que se cierren aún más las fronteras...
Efectivamente. Por ello a mí no me gusta llamarles inmigrantes, sino personas. Me gusta hablar de ellas, de sus valores. Alguien me preguntó en una conferencia sobre lo que se dice de que los inmigrantes "vienen a robarnos el trabajo" y yo le contesté que les iba a dar la razón. Messi que es un inmigrante argentino y juega en el Barcelona o Ronaldo, inmigrante portugués que juega en el Madrid, vienen a trabajar a este Estado y los dos han robado 50 millones. Sí que hay inmigrantes que vienen a robar, pero no vienen en patera. A mí no me preocupan una o dos personas, me preocupan todas las personas que pueden arrastrar. Después está otra parte. Conocí a gente que trabaja en el Ayuntamiento de Barcelona que están informados sobre el tema, que no confunden el terrorismo islámico con ser musulmán, por ejemplo. Una gran parte de la población no es fácil de convencer con ese mensaje de odio que estamos viendo en todas partes.

"La política del olvido conduce a que la gente se suicide, porque ya no sabe qué hacer"


Vivir esa situación tan de cerca le puede dar una perspectiva más cercana.
Evidentemente, como otras muchas realidades que yo no conozco, puedo imaginármelas, pero no vivirlas porque no he estado allí. Por eso te decía que a mí esto de los guiones no me valen.

Además de Migrantes en el Mediterráneo, en Senegal expuso Europa, realidad y un sueño.
En África, el migrante escapa de una realidad en la que no puede vivir, pero también lo hace con un sueño. De ahí viene ‘Europa, realidad y un sueño’. La verdad, queda mal decirlo, fue un éxito. La última vez fue en Guinea Bissau y la gente decía: "¿Esto que es?" y yo les contestaba: "Pues esto es Europa". No se lo creían. Claro, a ellos les llega información sobre futbolistas y famosos. Sin embargo, el refugiado no tiene más remedio, está debajo de una bomba. Ahí no hay posibilidad de sueño, es huir. O una mujer en Afganistán, que aquí no se considera refugiada, pues a la mujer europea que no considere refugiada a una mujer afgana, le recomiendo que dé una vuelta por allí si no la entiende. Allí no se puede ser mujer en muchas zonas. O ser homosexual, porque no todo es una guerra de bombas y aviones, de hecho para mí actualmente la peor bala de todas, es el hambre. Son guerras no declaradas que matan más gente que nunca.


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