Fumar o no fumar: de la mitología del cigarrillo a la salud del vapeador

Una mujer vapeando. EP

Contra las dolencias que conlleva el tabaquismo, los vapeadores han ido ganando terreno entre el público fumador como método efectivo para dejar de fumar. Dotados de múltiples sabores, son también una invitación a nuestros sentidos para alejarse de lo dañino y centrarse en lo más sano: vivir.

Ganando la carrera al tabaquismo

El acto de fumar ha forjado históricamente toda una mitología que envuelve al fumador en un halo tanto de misterio como de intelectualidad e importancia, pero también de tendencia negativa a los malos hábitos. En este último sentido, y más aún hoy en día, está científicamente comprobado cuán perjudicial puede ser el tabaco para nuestra salud. Sin embargo, el impulso del fumador no se detiene fácilmente, y es por dicho motivo que los llamados vapeadores han ido ganando terreno en la industria situándose incluso como una opción más sana que el tabaco convencional. Calculando que en 2021 más de 55 millones de individuos vapearán.

Realmente, los vapeadores no constituyen esencialmente un sustituto de los cigarrillos convencionales, sino que se trata, más bien, de un método para dejar de fumar. Existiendo en distintas versiones y sabores, los vapeadores han resultado ser una buena fórmula para abandonar el tabaco en aras de abrazar una vida muchísimo más sana. Razón por la que, cuando pensamos que vapeador comprar, un inmenso catálogo se abre dispuesto a saciar los gustos de todo exfumador. Especialmente, y aunque parezca poco importante, por cuanto se refiere al característico ritual de danza del humo que tanta imaginación induce.

La relación con la salud de los vapeadores

En un primer término, puede resultar contradictorio asociar los vapeadores, un dispositivo electrónico mediante el que introducir vapor en los pulmones, a la salud. Y más aún cuando se sitúa como elemento de lucha contra el tabaquismo y las dolencias a la que induce dicha práctica. Sin embargo, la realidad es que existen múltiples casos de individuos quienes, con la mira puesta insobornablemente en dejar el tabaco, han optado por los vapeadores por el bien de su salud. Por supuesto, si hacemos un balance, el vapor resulta más seguro que el humo tóxico del cigarro, pero no todo radica exclusivamente en este punto.

La isma British Medican Association publicó un estudio sobre los cigarrillos electrónicos a fin de concluir su relación con la salud del fumador, así como sobre su regulación. Uno de los elementos a discusión de la asociación, por ejemplo, aborda la cuestión de los aromatizantes empleados para potenciar el sabor de los vapeadores, así como su capacidad para dañar el organismo. En ambos casos, se concluye que basta con monitorear su uso a través del tiempo para evaluar dichos casos, aunque defendiendo que, por ahora, el vapeador “es significativamente menos dañino que fumar tabaco”. Tomando, de este modo, ya una batalla por ganada.

Asimismo, la BMA también analiza la efectividad del vapeador como fórmula para abandonar el consumo del tóxico tabaco convencional. A grandes rasgos, concluye que, en la mayoría de los estudios efectuados sobre dicha cuestión, existe “una relación positiva entre el uso de cigarrillos electrónicos y dejar de fumar”. No obstante, recordando que, como bien sucede con los medicamentos para tales efectos, combinar el vapeador con otros métodos contra los malos hábitos resulta doblemente eficaz y positivo. Un doble tanto que se anota este dispositivo moderno para fumar y que, además, sirve para el entretenimiento.

El vapeador en la sociedad

En las redes es posible visualizar una gran cantidad de vídeos donde aparecen individuos jugando con el humo del vapeador. Esto es un hecho que, claramente, induce a más jóvenes a tomar este dispositivo para iniciarse en el hábito de fumar. Motivo por el que distintas entidades, la British Medican Association inclusive, tratan de concienciar sobre su necesidad de regulación clara. No obstante, también es cierto que el magnetismo del humo denso y de gran tamaño que emerge de los vapeadores constituye en especial uno de sus motivos de adquisición. Habiendo incluso generado perfiles en redes sociales cuyo objetivo es únicamente ese.

Retomando la cuestión sobre la salud, cabe destacar, como marca la BMA, que los vapeadores no requieren de combustión para funcionar. Esto reduce sobremanera la cantidad de posibles agentes tóxicos que acarrea fumar en comparación con el cigarrillo tradicional. Asimismo, y a fin de saciar los antiguos fumadores que, a pesar del vapeador, no han podido desquitarse del cigarrillo, existen vapeadores con nicotina mediante los que regular el abandono del hábito de forma más real. En éstos, el usuario regula la cantidad a medida que abandona el consumo. Razón por la que su efectividad resulta todavía más clara.

Vapor y vida

En definitiva, los vapeadores son una solución moderna a la gran problemática del tabaco, cuyos adictos se exponen a múltiples enfermedades y cánceres contra los que el vapeador puede combatir empleado para dejar de fumar. Por mucho que las investigaciones puedan seguir en curso, algunos de sus beneficios son ya una realidad entre muchos de nosotros. Aunque paradójicamente, dejar de fumar fumando puede abrirnos nuevos caminos de placer. La capacidad de poder escoger sabores en nuestro vapeador nos permite dirigir el foco de placer a elementos no dañinos.

En ese sentido, no encontraremos en la naturaleza un fruto con sabor a nicotina, pero sí con sabor a fresa o plátano. Lo que, a su vez, ayuda a depurar nuestra mente alejándola de los elementos cuyo sabor, ya de por sí, inducen a algo insano. Adiestrar nuestras papilas gustativas para que recuperen su apetito por los sabores sanos es posible con un vapeador. Al menos, mientras seguimos la difícil ruta hacia la ansiada meta de muchos de nosotros: dejar de fumar. Porque, al fin y al cabo, una vida plena debería dirigirse, redundantemente, en base a todo cuanto permita vivirla y no acortarla.