Friol se vuelca en el adiós a los cuatro jóvenes fallecidos en Toques

El funeral congregó a numerosas personas (Foto: Sebas Senande)
photo_camera El funeral congregó a numerosas personas (Foto: Sebas Senande)

El pueblo de Friol se volcó durante la tarde del lunes 23 en el último adiós a cuatro de sus vecinos más queridos, los jóvenes José Ramón Serén Loureiro, José Angel Serén López, Javier Darriba Arias y José Manuel Rebolo Baamonde. Los cuatro, todos menores de 30 años, fallecieron ayer en un accidente de tráfico en el concello coruñés de Toques, al salirse de la vía el coche en el regresaban a Friol después de celebrar el cumpleaños de José Angel Serén en la localidad coruñesa de Melide.

El pabellón polideportivo de la villa, en donde el mismo domingo se ubicó la capilla ardiente con los restos mortales de los jóvenes, se quedó esta tarde pequeño para albergar a los centenares de personas (2.000 según Protección Civil) que se acercaron a expresar sus condolencias a los familiares de las víctimas y asistir al funeral en memoria de los jóvenes.

"Eran rapaces moi queridos na vila", coincidían en señalar a la entrada del polideportivo muchos de los presentes, aún impactados por la tragedia. Además, insistían en que en Friol sólo recordaban una conmoción similar cuando falleció en Afganistán la soldado friolense Idoia Rodríguez Buján.

Prueba de este apoyo multitudinario en la despedida de las víctimas es que una hora antes del funeral, que comenzó a las seis de la tarde, era casi imposible aparcar en el casco urbano, a pesar de que varios efectivos de la Guardia Civil se esforzaban en evitar el colapso del tráfico, por lo que la fila de vehículos estacionados se alejaba de la villa.

Igualmente significativa de las las dimensiones de la tragedia para un concello como el de Friol era la presencia de más de una decena de coches fúnebres a la entrada de la improvisada capilla ardiente y de cerca de 200 coronas de flores junto a los féretros. Pese a esta presencia multitudinaria en el funeral de José Ramón Serén Loureiro, José Angel Serén López, Javier Darriba Arias y José Manuel Rebolo Baamonde, si algo caracterizó al oficio religioso fue el sepulcral silencio que lo presidió, apenas interrumpido en ocasiones por los sollozos de los familiares y amigos de las víctimas.

El funeral fue presidido por el obispo de Lugo, Alfonso Carrasco Rouco, quien en su homilía señaló que "ante la muerte repentina de tantos y tan cercanos, la agresión del poder de la muerte parece más evidente". No obstante, tras señalar que tragedias como ésta sirven para entender que "la vida escapa de nuestro poder, no podemos controlarla", Carrasco Rouco recalcó que "no somos objetos de puras casualidades sino que Dios ha querido de esta forma abrirles a estos jóvenes el camino de la muerte y la resurrección".

Al oficio religioso, que duró cerca de una hora, asistieron, entre otras autoridades, el subdelegado del Gobierno en Lugo, José Vázquez Portomeñe; el diputado popular Joaquín García Díez; y la corporación friolense, encabezada por el alcalde Antonio Muiña. Durante la jornada también visitaron la capilla ardiente el presidente de la Diputación, José Ramón Gómez Besteiro; el presidente provincial del PP, José Manuel Barreiro, y el presidente de Monbus, Raúl López.

Tras el funeral, los cadáveres de los jóvenes fueron llevados a los cementerios de Xiá, Guldriz y Condes, sus parroquias de origen, en donde recibieron sepultura.

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