Feijóo manda más que Fraga

El PP gallego sustituye su viejo lema interno de lo que ''diga don Manuel'' por el de ''lo que diga Alberto'' mientras refuerza el poder personal del líder.

El PP de Fraga tenía un primer y único mandamiento: ''Lo que diga don Manuel''. Ahora, en el PP de Feijóo, es ''lo que diga Alberto''. El debate de ideas en el Partido Popular de Galicia se ha simplificado e incluso modernizado.

Ha desaparecido la palabra ''don'', aunque la esencia es la misma. Y en las últimas semanas se ha constatado la sorprendente novedad de que Núñez Feijóo acumula un mayor poder personal, como presidente de la Xunta y líder del partido, que el que atesoraba el propio Fraga Iribarne. ''Fraga tiña máis autoridade, pero Alberto manda máis'', explica certeramente un alto cargo del PP.

Esta semana Feijóo estaba especialmente satisfecho por haber encontrado a la persona idónea para la Dirección Xeral de Patrimonio de la Consellería de Cultura. Se trataba del arquitecto José María Rey Pichel. Pero lo relevante en este caso no reside en quién es el elegido, sino en que fue el propio presidente de la Xunta quien llevó personalmente las gestiones de esa designación.

Feijóo se ha reservado el nombramiento de los mandos intermedios de la Administración autonómica que él considera ''estratéxicos'', una categoría en la que entran puestos de la mayoría de las consellerías. Es un intervencionismo presidencial que no practicaba Fraga, quien como mucho sugería algún nombre. Sí hubo ejemplos de destituciones de cargos intermedios de las consellerías por orden del león de Vilalba. Pero en general dejaba autonomía a los conselleiros para formar sus equipos.

Aunque había prometido domar a los barones provinciales, Fraga encabezó una confederación de las tribus del PP gallego, de sus cuatro organizaciones provinciales. Feijóo, en cambio, se apoya en sus dos provincias, A Coruña y Pontevedra, y somete a Lugo y Ourense.

Fraga tenía una mayor independencia respecto a la sede de Madrid, incluso en los tiempos duros de Aznar. Feijóo no dispone en principio de ese gran margen, pero cuenta con las ventajas de que el PP está en la oposición en España y de que Rajoy tiene un estilo de liderazgo suave.

En ese modelo de ''lo que diga Alberto'' como principio esencial de funcionamiento del PP de Galicia, que se refuerza en el congreso de este fin de semana en A Coruña, tiene poca importancia la identidad de las personas que forman parte de los órganos de dirección en un momento dulce, en el que nadie cuestiona al líder. Sí puede ser relevante de cara al futuro, para cuando aparezcan unas dificultades que por ahora ni se vislumbran.

Los cuadros y afiliados del PP se adaptan perfectamente a ese verticalismo, pues es una fórmula que les ha funcionado muy bien electoralmente. Hay algún nuevo canal para que hagan llegar sus propuestas a Feijóo, a través del correo electrónico, que no existía en los tiempos de Fraga. Pero todo depende de la voluntad del líder.

En este congreso aparece como novedad en la era Feijóo el intento de una cierta readaptación de los antiguos equilibrios entre las dos almas del PP gallego, la urbana y la rural, a través de la ascensión del ourensano y baltarista Rodríguez Miranda, nuevo portavoz del partido. El sector de la boina, que ha quedado totalmente relegado en el Consello da Xunta y en la composición de la administración periférica, mantiene así un papel destacado en la estructura gallega del partido. Miranda, cuya elección parece un acierto, será el encargado de transmitir el mensaje. ''Lo que diga Alberto''.

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