Feijóo anuncia que presentará una ley de disciplina presupuestaria

El Gobierno gallego remitirá en las próximas semanas al Parlamento autonómico un proyecto de ley de disciplina presupuestaria para "blindar" la solvencia y la sostenibilidad a largo plazo de las cuentas públicas de Galicia. Lo anunció, en su intervención en el debate sobre el estado de la autonomía, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, quien avanzó algunos de los aspectos de esta normativa, "pionera".

El proyecto de ley que será debatido en la Cámara pretende "incrementar las exigencias a las entidades del sector público cuyo endeudamiento consolide déficit público". Además, establecerá los mecanismos para exigir responsabilidades en caso de incumplimiento y hará obligatorio que se destinen ingresos extraordinarios a reducir el déficit o amortizar deuda pública, de ser el caso. Otra de las novedades que se incorpora es que antes de la elaboración de los presupuestos "el Parlamento tendrá que autorizar un techo de gasto no financieiro".

Según el dirigente autonómico, se trata de "blindar" buenas prácticas presupuestarias, basadas en "no vivir nunca por encima de nuestras posibilidades", "ser previsores" y "comprometerse por ley con la sostenibilidad del Estado de Bienestar y con la solvencia, lealtad y cooperación con el Gobierno de España". Todo, añadió, para evitar que "ningún Gobierno futuro tenga que soportar los efectos de las alegrías de una mala presupuestación".

Dos grandes tareas en el horizonte

Feijóo señaló como "dos grandes tareas" a afrontar "la recuperación económica y el blindaje y mejora de los servicios sociales públicos", algo a lo que aspira que contribuya la normativa anunciada, si bien admitió que "nuestra situación económica sigue siendo muy difícil". No obstante, existen otros retos que pueden avanzar en esa misma dirección, y para los que pidió un pacto a los grupos parlamentarios. No sólo lo busca para "el blindaje por ley de la sostenibilidad de las finanzas públicas", sino también al "futuro financieiro", a la "negociación de la deuda" por las liquidaciones negativas que hay que devolver al Estado y también "a que se cumpla la financiación autonómica", por lo que Galicia reclama otros 805 millones de euros en 2011.

"Descolgarse del interés general es dejar colgado a este país", explicó el presidente, quien señaló que están por delante "por lo menos 35 proyectos de ley que reclaman de la opinión y participación de todos" y reiteró su compromiso de intentar "llegar a un acuerdo útil mediante un diálogo constructivo, en el marco de la Constitución", del futuro Estatuto de Autonomía, que en mes y medio cumple 30 años. Esta reforma, dijo, "pondrá a prueba nuestra generosidad y nuestra capacidad de concertación", al tiempo que pidió "un esfuerzo de acercamiento" a las partes ante la "desafección que sienten tantos sectores de la sociedad respecto a los representantes" y que vincula con una idea de que "la política no trata las preocupaciones de la gente, sino que suele derivar en debates bizantinos solo aptos para una élite alejada".

Precisamente la autonomía y la desafección ciudadana hacia la política fueron dos de los ejes de la intervención del presidente gallego en este debate anual. Feijóo fijó como "el gran objetivo del Gobierno gallego la defensa de la autonomía". No en vano, inició su intervención como Gerardo Fernández Albor inauguró el Parlamento gallego. Feijóo recordó que en aquel momento "también vivíamos momentos de enormes dificultades y sin precedentes", por lo que consideró necesario "recuperar el espíritu de aquel primer gran debate parlamentario para "generar una nueva esperanza que seaa común a todos" y que permita atajar las tres crisis que viven los gallegos y los españoles y que "han minado su confianza": "La económica, la política y la institucional".

Convencido de que "hace treinta años" muchos ciudadanos "miraban a sus gobernantes con escepticismo", Feijóo señaló como "primera obligación" de los políticos actuales "recuperar la confianza", pues es "la primera necesidad de nuestro país". Así, aludió a las encuestas que sitúan a los políticos y partidos como un problema de los ciudadanos. Y entonó el mea culpa. "Los máximos culpables de que los ciudadáns nos vean como un problema somos nosotros musmos", afirmó Feijóo, por lo que instó a todos a trabajar para "ser parte de la solución".

El modelo autonómico
En el discurso inicial de este debate, Feijóo se definió como "galleguista, autonomista", y expresó su impresión de que la "legitimidad de la autonomía se basa en su capacidad para acercarse al sentir de la gente e intentar resolver sus problemas". No obstante, aludió a las "amenazas" que "gravitan" sobre el modelo autonómico.

La primera posición contraria, dijo, es la de los nostálgicos de "esquemas más centralizados" con la "excusa" de que serían "más eficaces" para atajar la crisis. "Discrepo con esta visión", expresó el presidente gallego, para reivindicar "la necesidad permanente" de las autonomías y señalar que España no necesita "un cambio restrictivo en esta estrutura, sino un cambio en las políticas erráticas de quoen debe liderarla".

La segunda amenaza, dijo Feijóo, consiste en la "suplatación del Estado autonómico equilibrado que consagra la Constitución por otro que se desenvuelve dando tumbos, con medidas en las que el privilegio subsitituye la equidad". Así, considera que no se deben generar "más desequilibrios entre territorios".

La "tercera amenaza" la protagonizan "los que insisten en alejar la autonomía de las prioridades reales para centrarla en debates minoritarios". Y en este punto, afirmó que el Gobierno gallego no defiende "una visión estática" del sistema autonómico. Por ello, argumentó el presidente, Galicia se sumó desde el principio al foro de gobiernos autonómicos, que avanzará hacia la Conferencia de Presidentes Autonómicos en 2011.

Relaciones con el Estado
Respecto a las relaciones con el Gobierno central, Feijóo reiteró los conflictos abiertos (decreto del carbón, catálogo de medicamentos o reformas del sistema financiero...) y reprochó que el dirigente estatal no haya respondido "por dos veces" a las cartas que le fueron remitidas. Al respecto, consideró que "urge abrir una nueva etapa" que pase de la "tensión sistemática a la cooperación ordinaria".

El presidente gallego reivindica que las autonomías "tienen el derecho y el deber de participar en la definición de todas las políticas de Estado" y apeló al "consenso mayoritario" necesario para aquellas decisiones "que afectan al cerebro del sistema autonómico".

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