Un funeral con todos los detalles planeados

Fátima, la ruina más peculiar de Chantada

El lugar de Centulle alberga un templo abandonado y los restos de una residencia que nunca llegó a funcionar ► La maleza cubre el conjunto, levantado por el sacerdote Eyré Lamas y que desde su muerte sufrió varios expolios
Varias imágenes de la residencia abandonada junto a la iglesia de Fátima, en Chantada
photo_camera Varias imágenes de la residencia abandonada junto a la iglesia de Fátima, en Chantada

A dos kilómetros del centro de Chantada, en el lugar de Centulle, parroquia de San Xurxo de Asma, la maleza y los escombros ocultan uno de los lugares más singulares del municipio, los restos de una iglesia dedicada a la virgen de Fátima y de un edificio concebido para albergar una residencia que nunca llegó a funcionar como tal. El conjunto esconde unos de los episodios más curiosos de la historia local.

La recuperación de las edificaciones se antoja difícil porque la residencia está en manos de un particular que no mostró interés por darle ningún uso y el templo, en el que hay un enterramiento, se encuentra en una especie de limbo en la que cualquier actuación que no sea la del culto resulta difícil.

El inmueble civil es el blanco perfecto para las gamberradas y el botellón y en sus instalaciones incluso llegó a rodarse algún cortometraje. La iglesia resiste mejor el envite de los amigos de los ajeno, quizá porque en su cripta descansan los restos del padre Francisco Eyré Lamas, el promotor de todo el complejo y que nunca llegó a verlo rematado.

La residencia fue construida con el respaldo de la Asociación Nacional de Inválidos y en los 90 pasó a manos de la Ciudad de los Muchachos



El sacerdote, fallecido en 2002, era natural de Chantada, pero pasó parte de su vida lejos de su lugar de origen. Ejerció de profesor del Instituto Español de Lisboa, de asesor del Ministerio de Asuntos Exteriores y de la Asociación de Hidalgos Afuero de España. A mediados del siglo pasado regresó a su tierra natal y fue en ese momento cuando quiso arrancar el ambicioso proyecto de Fátima que incluía la iglesia y la residencia.

El padre Eyré contó con la ayudas del Gobierno de Franco para su iniciativa. En los años 70, la Asociación Nacional de Inválidos aprobó la construcción de una veintena de centros para personas con discapacidad y las influencias y la red de contactos del cura ayudaron a que una de esas construcciones se levantase en Centulle. En apenas cinco años, el edificio estaba rematado, amueblado y listo para ser inaugurado. Pero Franco murió, el proyecto se paró y en los años siguientes ninguna administración, asociación o entidad mostró interés por recuperar la idea, pese a los esfuerzos y las peticiones del sacerdote.

Dos décadas después, el inmueble ya había sido expoliado y había que buscar alternativas porque no había fondos para su mantenimiento.

De estilo ecléctico, la iglesia se construyó a base de donativos y llegó a celebrarse culto durante varios años



La solución fue donarlo a la Ciudad de los Muchachos de Ourense, que llevaba otro sacerdote, el conocido como padre Silva. Éste intentó reflotar el proyecto en el año 2003. Con el apoyo de la Fundación San Rosendo de Ourense intentó montar un geriátrico. En esa época comenzaban los problemas con la Ciudad de los Muchachos y la propiedad de Fátima acabó en manos de un especulador por menos de 30.000 euros que nunca planteó una alternativa al proyecto.

La residencia no llegó a funcionar jamás y hoy en día es uno de los edificios fantasma de mayores dimensiones de toda la Ribeira Sacra.

ACTIVIDAD. Donde sí llegó a haber movimiento fue en el templo. Francisco Eyré Lamas construyó a base de donativos un santuario ecléctico de grandes dimensiones y distintos volúmenes y que nunca estuvo completamente rematado.

El día 13 de mayo, coincidiendo con la festividad de Fátima, se celebraban en el templo una eucaristía y una de romería a la que acudían los colegios de la zona. Cuando falleció el sacerdote, los vecinos conservaron durante unos años la convocatoria, que finalmente acabó extinguiéndose.

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