Farándula

ACTORES, actrices y demás farándula tienen, como no podía ser menos, todo el derecho a expresarse libremente, a protestar y a alzar la ceja cuando les plazca. Otra cosa es que aprovechen la gala de los Goya, espectáculo sufragado con dinero público para una algarada partidista y reprochar ahora lo que no reprocharon entonces, cuando correspondía. Si una actriz catalana denuncia que a su padre se le negaron mantas y agua en un hospital de la Generalitat (desmentido, por cierto) hace tres años (le faltó aclararlo), debió escupirlo en Cataluña, cuando gobernaban sus afines allí y en Madrid, por muy impresentables y sectarios que considere a los actuales gestores. En cualquier caso todo encajaría mucho mejor escenificándolo sobre otros soportes; nada mejor que la calle, que es de todos, aderezándolo (no sería difícil) con pancartas bardenianas, mucho más seductoras para alcanzar objetivos. Eso sí, mientras falten mantas y agua en los hospitales, ni un euro más para el cine.

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