Exodus: dioses y reyes

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Título: Exodus: Gods and Kings. Director: Ridley Scott. Reparto: Christian Bale, Joel Edgerton, Aaron Paul. Cines: As Termas, Monforte y Ribadeo. Calificación: 3 / 4

AUNQUE LO parezca, no son buenos tiempos para el cine bíblico. Como ocurrió en ‘Noé’ de Darren Aronofski, las misiones de los profetas del Antiguo Testamento tienen demasiadas fisuras en el relato contemporáneo que lo alejan de esa necesidad de realismo hasta para imaginar superhéroes. Los mensajes divinos, representados en las pesadillas de Noé (ambiguas, apocalípticas y vengativas), se le manifiestan a Moisés en un niño con muy malas pulgas. Moisés pasa por un proceso de dudas parecido al de Noé, pero mucho menos extremo.

La decisión más complicada -comunicar a Ramsés que todos los primogénitos egipcios van a morir- no le supone más que un ligero resquemor.

Tampoco abandonar a su familia o saber que diez plagas van a asolar a todo un pueblo, en un acto de terrorismo sin parangón, hace que Moisés dude de lo pertinente de su misión.

El realizador Ridley Scott filma una historia mucho menos problemática que Aronofski.

Su ‘Exodus: dioses y reyes’ es, más bien, un remake de ‘Los diez mandamientos’ para espectadores escépticos. Estructurada como una película de aventuras, siembra las batallas y las escenas de acción a lo largo de sus 150 minutos con una rítmica de diapasón, y deja en anécdotas aspectos que en el relato original, y en su versión cinematográfica más conocida, fueron clave, como el forjado de las tablas de la ley o la adoración al becerro de oro.

La intención de Scott está más en el despliegue técnico y visual de los fenómenos divinos -las diez plagas y la separación de las aguas del mar Rojo por encima de todo lo demás- que en los momentos de flaqueza del ser humano. Ni siquiera ese contraplano de un Moisés hablándole a las piedras o discutiendo con el ganado tienen consecuencias en Joshua, quien observa estos disparates desde la distancia.

‘Exodus’ también reduce las manifestaciones sobrenaturales a la mínima expresión. Todas las presuntas intervenciones de Dios tienen un leve resquicio de explicación terrenal.

Frente al relato bíblico, en el que las primeras plagas eran contrarrestadas por la pericia de los hechiceros del faraón, Scott coloca a una suerte de científicos que tratan de explicarle a Ramsés los procesos físicos y biológicos de los desastres. Las parábolas, para Ridley Scott, son cosa de fantasmagoría.

En conjunto, ‘Exodus’ es una película ágil y compensada, pero sin escenas icónicas e imperecederas que debería tener un ‘blockbuster’ de estas características.

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