Europa no importa a nadie

Olalla Rodil, el jueves en la pegada de carteles. Foto: PEPE TEJERO
photo_camera Olalla Rodil, el jueves en la pegada de carteles. Foto: PEPE TEJERO

VOTAR EN las elecciones europeas es mucho más importante de lo que parece. Las decisiones que se toman en la UE afectan a todos los gallegos». Son frases que los políticos, del partido que sea, no han dejado de repetir desde hace meses hasta convertirlas en un latiguillo que nadie parece creer. Aunque es una verdad como una catedral. Si no, que se lo pregunten a los productores de leche y a los pescadores. O a cualquier ciudadano, en realidad. En mayor o menor medida, todo el mundo sufre las consecuencias de los ajustes económicos impuestos por la UE. Sin embargo, muy poca gente se muestra deseosa de ir a votar el día 25 y pendiente de quién gobernará la unión de países en los próximos años. Y probablemente tenga algo que ver, o mucho, la forma en que los propios políticos afrontan esta cita con las urnas. Porque ni ellos mismos parecen creerse la importancia de este voto, más allá que para conseguir un codiciado sillón en el Parlamento o para medir los apoyos que tienen sus partidos de cara a citas electorales en las que hay muchos más puestos en juego.

En Lugo hemos visto varias muestras de esa apatía esta semana. Incluso de los candidatos. José Blanco, número 10 de la lista socialista, convocó eso que hace tiempo se dio en llamar desayuno informativo, que no es otra cosa que un discurso mañanero ante un grupo de invitados con un café delante donde pocas veces se escuchan reproches o se pone en apuros al anfitrión. En este caso, el grupo era más bien reducido, apenas una treintena de personas entre las que había empresarios, sí, pero también un buen puñado de cargos y asesores del PSOE. Nada que ver con las populosas reuniones de otras épocas. Eran tiempos de más empresarios, más dinero y quizás también más necesidad de pelear votos. Por muy mal que le vaya al partido, un décimo puesto parece seguro.

A lo mejor esa es la razón por la que buena parte de los cafés fueron para gente a sueldo del PSOE. Aunque puede haber otras. Nunca viene de más refrescar el argumentario al equipo, ya que se supone que entre sus funciones está la de seducir al pueblo. También es importante sentirse arropado, sobre todo si se ha pasado de ser el ministro con más dinero en la cartera (ministerial) y el mandamás en el partido a un ‘simple’ diputado y militante. Al desayuno informativo llegó solo y fue la siempre atenta Sonia Méndez quien salió a recibirlo mientras el alcalde explicaba a los periodistas que no iba a poder estar en la pegada de carteles porque debía asistir en Madrid a la asamblea de la Red Española de Ciudades Inteligentes, de la que forma parte Lugo. Es una red que promueve el progreso económico y social de las urbes a través de las tecnologías de la información y de la comunicación. No me pregunten qué pinta Lugo ahí, pero digo yo que, si hubiera interés (personal o del partido) en que José López Orozco estuviera en la apertura de la campaña, bien podía acudido a la reunión algún concejal. ¿Será que no hay interés en enseñar al «polimputado» (adjetivo del PP) Orozco? El caso es que el alcalde explicó su ausencia a los medios sin que nadie preguntara al respecto, con el riesgo de que las interpretaciones a sus palabras se dispararan. «Xa sei que excusatio non petita..., xa verán como me van poñer», se excusó el alcalde. Pues eso.

LOS OTROS. El consuelo es que otros partidos no parecen andar mucho más finos ni demuestran tener mucho más interés por Europa. O eso cabe deducir de algunos de sus actos. El BNG no convocó a los medios de comunicación para la pegada de carteles hasta ese mismo día por la mañana, UPyD ni siquiera convocó, el PP se encontró con una protesta por los prometidos e incumplidos servicios en el Hula y Age celebró ayer su primer y probablemente único mitin en la capital con la candidata, Lidia Senra, sin apenas publicitarlo. Y pese a ello llenó el salón de actos del instituto Lucus Augusti, donde compartieron asiento personas vinculadas al nacionalismo, históricos de Izquierda Unida como Carlos Dafonte, familias con niños, estudiantes de instituto, profesores del campus... Un público realmente heterogéneo arrastrado probablemente por un Beiras que, mal que le pese, no es lo que era. Dedicó más tiempo de su discurso a hacer chistes fáciles con los nombres de algunos adversarios políticos -Millán Mon ‘Mamón’, Miguel ‘Alias’ Cañete, Frijol por Feijóo...- que a otra cosa. Aunque casi peor es que el auditorio riera sus chistes o sus características salidas de tono. «No Parlamento teño que saír fóra cada dez minutos para non pillar un fungueiro e fenderlles a cabeza [a los diputado del PP]», dijo. Sin comentarios.

Mucho más atinadas fueron las intervenciones de la viceportavoz de Age, Yolanda Díaz, y de la candidata, Lidia Senra. El discurso de la cabeza de lista es mucho más natural que el de su principal rival, la candidata del BNG. Ana Miranda. Esta tiene un currículum y una trayectoria que hacen injusto meter en el mismo saco a todos los eurodiputados, pero su permanente tono mitinero le resta cercanía. El BNG concurre con una candidatura muy heterogénea y una lucense en el número 3. Olalla Rodil, de 24 años y natural de Ribeira de Piquín, es periodista, especialistas en la UE, forma parte de la permanente de Galiza Nova y dicen quienes la conocen que es toda una promesa. Falta le hace a un BNG que en Lugo está bajo mínimos.

(Publicado en la edición impresa el 10 de maio de 2014)

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