Europa mira a Manchester

por fin, tras el absurdo y cada vez más inexplicable parón de más de dos meses, regresa el más importante y difícil torneo de fútbol del mundo, la Liga de Campeones. Vuelve la Champions con los primeros partidos de las rondas eliminatorias. Sin duda, el duelo más atractivo es el que abren hoy en el Etihad Stadium el Manchester City, nuevo rico del fútbol mundial, y el Barcelona, dominador del panorama continental hace varias campañas ya y hoy a la baja, aunque todavía competitivo.

Ninguno de los dos, sin embargo, llega en su mejor momento. El Barça ha despertado últimamente muchas dudas y la goleada del pasado sábado ante el Rayo no las despeja, al menos desde un análisis serio y desapasionado. No acaba de carburar el Barça de Martino, al que lógicamente pesan los años. Xavi, Puyol, Iniesta o Valdés, la columna vertebral en pleno si no estuviese Messi, sobrepasan los 30 años. Martino los ha protegido administrando sus minutos durante la temporada con el objetivo de llegar en la mejor condición a este momento, pero a pesar de esto todos han sufrido alguna lesión en los meses transcurridos desde el comienzo del curso. Ni siquiera Messi y Neymar se han librado de los problemas físicos.

Tampoco el City cuenta con sus elementos en las mejores condiciones. Agüero no podrá jugar hoy -el City confía en que esté listo para el partido de vuelta- y Nasri y Fernandinho acaban de superar sendas lesiones. El City de Pellegrini no termina de ofrecer las prestaciones que se le suponen a su plantel de lujo. No domina, ni mucho menos, la Premier con la solvencia que por potencial y poderío económico debería y mantiene, a todos los niveles, una mentalidad de club pequeño que limita su ambición. Es cierto que el City ha vivido toda la vida a la sombra de su poderoso vecino de Old Trafford y que sus hinchas se conforman con poco -Roberto Mancini, un técnico mediocre, aún es idolatrado en el Etihad por el título de Liga conquistado hace dos temporadas-, pero a un equipo con tanta calidad, con tantos recursos, hay que exigirle muchísimo más. Sin duda, la eliminatoria es para Barcelona y Manchester City la llave hacia la gloria en la presente temporada o hacia un purgatorio que, sobre todo los ingleses, conocen muy bien.

¿La Fórmula 1 y el Mundial de motos en canales de pago?

No cesan, todo lo contrario, los rumores que sitúan, incluso para esta misma temporada en canales de televisión de pago las emisiones de los Mundiales de Fórmula 1 y motociclismo. Sobre todo en el caso de las motos se habla ya de que Telecinco solo ofrecerá en directo la mitad de las carreras. Quizá los canales de pago garanticen unas emisiones de mayor calidad y, eso sí, sin publicidad, que para eso el abonado paga. Pero la posibilidad de que pasen a la semiclandestinidad no parece beneficioso precisamente a largo plazo.

La Fórmula 1 atrae en España por dos motivos. Primero por Fernando Alonso. Segundo, porque las carreras se ven en abierto por televisión. A los seguidores de la Fórmula 1 les importan poco los horarios intempestivos de algunas carreras y soportar la pantalla compartida con la publicidad durante muchos minutos de las mismas, pero está por ver si pagarían por verlas. Y es lógico pensar en un descenso del interés en España por la Fórmula 1 en cuanto Alonso se retire, con el impacto negativo que eso supondrá para las emisiones.

Algo similar ocurre en el Mundial de motos, dominado de forma casi insultante por los pilotos españoles. Todo ese interés disminuiría si las dos competiciones pasasen a emitirse en canales de pago en un país en el que el dinero no fluye precisamente entre la población. ¿Es ese el futuro que quieren para sus productos los Ecclestone, Dorna y compañía?

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