Eterna transición en la economía gallega

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COMO UNA joven promesa del fútbol que no acaba de despuntar, y se mueve entre la medianía de equipos que están siempre entre los puestos de descenso y los de Champions, y sigue ahí temporada tras temporada cuando podía aspirar a mucho más, la economía gallega sigue un proceso de transición que la mantiene en mitad de la tabla, con algunos síntomas que permiten ser optimistas, pero nada más. De nuevo, el Instituto Universitario de Estudos e Desenvolvemento de Galicia, de la Universidade de Santiago, bajo la batuta de Alberto Meixide, vuelve a escudriñar los porqués de una economía en claroscuro, que presenta modificaciones a primera vista imperceptibles pero que determinarán el futuro inmediato. El resultado es el informe A Economía Galega 2012, editado por la Fundación Novacaixagalicia.

El estudio habla de males menores. Los tímidos desequilibrios acumulados por la economía gallega en la época de bonanza respecto a los abultados desajustes de la española en ámbitos como el inmobiliario y el consumo público y privado «han llevado a Galicia a un desempeño superior al del conjunto del Estado en la presente crisis, con la excepción de 2011», dicen los autores. De ahí que la variación del Producto Interior Bruto (PIB), en este caso medido en tasas negativas, hay sido menor que la media española.

Sobre este tapete, Galicia sigue un silencioso proceso de convergencia de renta, de tal modo que el valor del PIB per cápita (por persona y año) en 2012 fue de 20.723 euros, unos 2.049 por debajo de la media nacional. Este diferencial era de 3.818 euros no hace mucho, en 2006, un año antes de que la crisis mostrase la cara. Como un espejo que deforma la realidad, las estadísticas también muestran a veces el derecho y el revés al mismo tiempo. Es así, como resultado de la crisis, que Galicia continuó ganando competitividad, según el trabajo, pero lo hizo, señala, «debido, en buena medida, al fuerte ajuste de empleo llevado a cabo por las empresas». Conviene detenerse en este punto.

Los costes laborales por trabajador y mes, que ya venían reduciéndose desde 2007, cayeron el año pasado un 2,6%. Así, la productividad aparente del trabajo, medida como un cociente entre el PIB y el número de empleados, creció en términos reales en Galicia durante el año pasado un 3,5%. ¿Y a qué se debe exactamente este incremento? Pues para los autores, simplemente a que la variación negativa del PIB (un 0,9%) fue menor que la caída del empleo, que fue del 4,2%. Este crecimiento de la productividad superó la media española, que fue del 2,9%, «ya que en el conjunto del Estado el PIB cayó un 1,4%, si bien se registró la misma desaceleración en el empleo».

Los datos del Instituto Nacional de Estadística reflejan que la productividad media gallega en un año como el 2000 era el 89,4% de la española. Este porcentaje se incrementó en 2,3 puntos (el 91,7% en 2010) a lo largo de la década, «con una trayectoria muy acompasada de ambas economías». Pero es que en el período de la crisis (2008-2012) la fuerte destrucción de empleo motivó un notable incremento de la productividad, tanto en Galicia como en España, «siendo la evolución muy similar», advierte el análisis. Tomando como año base 2008, la productividad gallega era en 2012 el 93,2% de la española.

Pero las realidades de la economía gallega llegaron en 2012 en forma de bruscos descensos. Así, el consumo privado de los hogares retrocedió un 2,2%, más del doble que en 2011, y la formación bruta de capital fijo (lo que se entiende por inversiones), se contrajo un 5%, «variable que no se recupera ante las expectativas empresariales pesimistas existentes», advierte el informe. Todo ello hizo que la aportación negativa de la demanda interna al PIB gallego fuera del 3%, ocho décimas menos que la caída experimentada en el conjunto de la economía española. Y las exportaciones, que marcaron una admirable senda de diversificación por países, registraron una caída del 5% pese a ser el 2012 el tercer año de la serie histórica en el que Galicia vendió más al exterior. Las importaciones retrocedieron en ese año un 7,9%.

Los datos muestran claramente el proceso de terciarización al que se enfrenta la economía gallega. El sector primario permaneció estancado, lo que contrasta con el crecimiento exhibido en el conjunto do Estado (un 2,2%), donde la construcción y la industria también fueron los sectores con un mayor retroceso. Sin hacer ruido, el grupo de actividad con un mayor peso en la economía gallega en 2012, en cuanto a generación de PIB, fue el de comercio, transporte, logística, reparación de vehículos y hostelería. Representa ya el 21,9% del PIB. Todo un dato. Y todo un aviso de esa transición que afronta Galicia.

Tablicia volverá a latir

HAN TENIDO que llegar desde Lima, donde mantiene su base de operaciones el Grupo Martín, para hacerse con Tablicia y, de paso, recomponer la vida laboral de más de un centenar de trabajadores. La puja celebrada en el juzgado abre ahora un plazo legal para depositar fianzas y hacerse cargo de la compañía, que no llevará más de tres meses, pero lo cierto es que la planta de Nadela, más obsoleta que su hermana Interpanel, ahora bajo la órbita del líder europeo Kronospan, fue sinónimo en su día del proceso de industrialización del monte gallego. Tablicia, de la mano de Ernesto Jarabo Esteban, llegó a conformar un polo fabril a la altura de la Unemsa de los Tojeiro o la Tafisa de los portugueses de Sonae, aunque lejos del tamaño de Finsa, de los García Baliña.

Desde Perú llega Representaciones Martín, una empresa dedicada exclusivamente a la comercialización de derivados de la madera y chapado, pero que tiene en Triplay Martin SAC (Trimasa) su complemento productivo dentro de lo que es el Grupo Martín, conformado íntegramente por capital peruano. Con esta operación, asistimos al viaje de ida y vuelta del dinero, una clara demostración de que las economías emergentes están al otro lado del Atlántico, por pequeñas que semejen. Es allí a donde tenemos que mirar para exportar, y también para captar inversión extranjera. Los nuevos rumbos del capital se escriben con este tipo de compras. En este caso, la credencial son 2,5 millones de euros.

TIPOS CON INTERÉS

J.M.Fernández Alvariño ♦ Un nuevo jefe para la patronal que se presenta sin rivales

José Manuel Fernández Alvariño no es un desconocido. Por dos veces intentó destronar al hasta ahora presidente de la patronal, Antonio Fontenla. Su renuncia propicia que el empresario vigués se sitúe en solitario en la carrera para presidir la CEG, tras recibir el apoyo de Lugo y Ourense. Habla de una gestión de mano tendida, sin localismos. El camino se demostrará andando. De momento, debe aclarar con hechos que las críticas de Fontenla en su despedida son humo. Muchos se preguntan todavía dónde están los 2.000 millones de euros que Alvariño prometió en su día para hacerse con NCG Banco.

Antonio Fontenla ♦ La falta de apoyos cierra una etapa de doce años en la CEG

No ha sido su gestión al frente de la patronal la que ha propiciado la renuncia de Antonio Fontenla, a pesar de no haber cuidado determinados feudos como debiera. Con su adiós se cierran doce años, precedidos de un millonario agujero que se remonta a la gestión del ya fallecido Antonio Ramilo. Con la renuncia de Fontenla tienen mucho más que ver cuestiones prosaicas de sus negocios. La suspensión de pagos de la constructora familiar a la que había logrado retornar y la investigación judicial sobre el posible trato de favor por parte del ex-alcalde Francisco Vázquez debilitaron su imagen. Y, lo que es peor, ocuparon demasiado su tiempo.

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