'''Estoy encantado con la canción que me dedicaron Siniestro Total''

El concierto que dio el martes el músico de folk Emilio Cao en el Círculo de las Artes de Lugo sería el concierto que ofrecería en la compañía de Uxío Novoneyra de no haberse muerto el poeta. ‘Intersecciones', integrado en la programación del Xacobeo, era un proyecto de los dos. El apellido Novoneyra sigue presente en el espectáculo a través de Blanca, la hija del escritor, que lee unos poemas que iba a leer el padre.

PREGUNTA: ¿Cómo iniciaron su colaboración?
RESPUESTA: Empezamos a relacionarnos cuando él vino a Compostela. A mí me encantó su poesía. Lo descubrí por una amiga que me dio una copia de 'Os eidos'. ¡Lo más mágico es que, como no encontraba el libro, me entregó una copia mecanografiada! ¡Le gustaba tanto ese libro que lo había pasado a máquina! Descubrí una poesía que tenía que ver con lo telúrico, con la cultura que no se escribe, con los ciclos del sol y de la tierra.

P: ¿Escogía usted los poemas que iba a musicar?
R: No, él cogió poemas suyos e iba recortando y uniendo versos hasta que sonaran como quería. Yo opinaba sobre los poemas y decidía sobre la música; él decidía sobre los poemas y opinaba sobre la música.

P: El proceso fue lo mismo en ‘Interseccións I' e ‘Interseccións II'?
R: No, dimos varios conciertos de Interseccións ‘I'. Cuando hablamos de Interseccións ‘II' fue cuando...

P: ¿Se murió?
R: Sí. Yo no quería que fuera un concierto de un músico haciendo poemas de otro, quería que él participara. Estaba previsto que leyera unos poemas al final del concierto, que son los que lee Blanca Novoneyra.

P: Entre los instrumentos que toca en directo, figura un arpa. ¿Cómo empezó su relación con ese instrumento?

R: Yo son un artista con corazón de rock and roll. Yo era bajista y guitarrista de NHU. Venía de tocar en Ferrol, paramos en A Coruña y vi un arpa en una tienda de instrumentos de segunda mano. Me encantó y me la compré. Cuando me acostaba la dejaba al lado de la cama y miraba para ella. Era preciosa.

P: ¿Cómo aprendió a tocarla?
R: Yo nunca había visto a nadie tocarla ni la había escuchado nunca. Tengo un amigo psicólogo que me pidió que escribiera algo en Facebook. Le puse: «El juego y la música tiran del mismo hilo». En la sociedad rural todos cantaban y contaban historias, mejor o peor. Fue un juego, yo empecé a tocar las cuerdas, empecé a hacer arpegios. El arpa tiene una sonoridad que no había escuchado nunca; es un mundo irreal.

P: ¡Sentía una conexión más intensa con otros músicos de ese instrumento, como Allan Stivell?
R: Antón Seoane fue quien me pujo en contacto con Stivell. Gracias a eso entré en el mundo celta. Fue muy importante para mí.

P: Esa entrada se produjo hace más de treinta años. ¿Cómo ve la música tradicional tras el boom que ha tenido en los últimos tiempos?
R: La verdad es que no noto cuando sube, pero tampoco cuando baja. Debe de ser que llevo tantos años que no me afecta ni para bien ni para mal. Siempre he tenido más repercusión social en Alemania, Inglaterra o Portugal que en España. También es cierto que estuve unos años retirado, viviendo en Ibiza... mi carrera me importa un pito, lo que me importa es vivir.

P: A esa repercusión contribuyó decisivamente la canción ‘Yo quiero ser Emilio Cao', de Siniestro Total. ¿Cómo la recibió usted?
R: ¿Yo? ¡Fue positivo! Me encantó la letra porque está en el punto medio. Hay gente que me dice: «Vaya putada que te hicieron!» y otros que me dicen: «¡Qué canción más chula!». Coincidimos en un estudio en Madrid grabando los dos. Colaboré en su disco y ellos hicieron coros en el mío. Soy un privilegiado.

P: ¿Y qué tal cantan?
R: ¡Son grandes bebedores! No importa cómo canten, me gusta su actitud irreverente. ¡Ojalá me dediquen más canciones y se reían otra vez de mí! Me dio a conocer a mucha gente.

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