"Estoy dolorida, pero lo peor es el miedo", dice la hostelera agredida

La afectada puso otra denuncia a su agresor, tras acudir este de nuevo a su local en Vilalba. La joven pedirá una orden de alejamiento y espera "que pague por esto y todo lo anterior"

Con el cuerpo dolorido por los golpes y con el susto y los nervios aún metidos en él, la propietaria de un bar de Vilalba agredida en la tarde del martes por un vecino de Meira, con iniciales M.A.S.A., regresó ayer de nuevo al lugar de los hechos tras recibir el alta por la mañana, después de haber pasado la noche en observación en el Hula. «Estoy dolorida, pero me puede más el miedo que otra cosa», reconoce la joven, de 34 años.

Y es que, tal y como ella misma relata, lleva cuatro meses «aguantando de todo» y viviendo una situación «horrible» con el hombre que el martes se convirtió en su agresor.

«En todo este tiempo no hizo más que insultarme y mofarse de mí y de mi hijo por tener una discapacidad, que es lo que más me duele y llega a un punto que no aguantas más, por eso le acabé poniendo dos denuncias por insultos y calumnias, principalmente por las que dirigió al niño, que es un menor», explica la hostelera.

Este acoso verbal -que se inició, según indicó, después de que despidiera a su pareja, que trabajó de cocinera- llegó a mayores hace dos días, cuando el hombre entró pidiendo una consumición «que le puse por no buscar problemas», y «cuando quiso pagar, dejaba una propina y empezó a insultarme, así que llamé a la Guardia Civil».

Los clientes que se encontraban en el bar salieron en defensa de la joven, que le pidió que se fuera mientras lo acompañaba a la puerta. «Entonces fue cuando me dijo ‘¿y eso de ahí qué?’, me giré y ya fue cuando me dio», recuerda la víctima.

A partir de ahí, tuvo «una crisis de ansiedad» y las personas que estaban presentes procedieron a inmovilizar al hombre hasta que llegó la Guardia Civil.

Tras pasar la noche en el hospital, donde fue atendida de una contusión en la mandíbula y de cervicalgia y dorsalgia postraumática y tratada con tranquilizantes, la afectada se encontró ayer también con la desagradable sorpresa de saber que el agresor -que también fue trasladado al Hula acompañado por la Guardia Civil, aunque pronto recibió el alta- había pasado de nuevo, ya por la noche, por su local. «Venía a por ella otra vez y a mí me dijo ‘tú eres el siguiente’», comentó el camarero del establecimiento.

La situación se repitió en parte de nuevo ayer por la mañana. «Volvió otra vez, pasando por delante del bar burlándose y haciendo cortes de manga», explica la joven, lo que propició que le pusiera otra denuncia más en la Guardia Civil, que se une a la de agresión que se cursó directamente desde el hospital.

«Supongo que cuando salga el juicio se tratará lo de la orden de alejamiento, porque yo la voy a solicitar, y espero que pague por esto y por las denuncias anteriores», apunta la joven, que dice no explicarse «cómo lo dejan libre casi al momento después de lo que pasó, habiendo testigos y todo».

«Estoy con la ansiedad y el miedo de estar aquí en el bar, pero es que tampoco quiero estar sola en casa, así que me acompañan todo el rato», añade, al tiempo que muestra su agradecimiento a todas las personas que la ayudaron tras lo ocurrido. «Tengo mucho que agradecer. A los que estaban aquí, a la Guardia Civil que me acompañó en todo momento, a los que me llamaron o vinieron a preguntar preocupándose. La gente está con nosotros», afirma.

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