La atención a las personas que sufren algún tipo de discapacidad física o psíquica es la razón de ser de una serie de asociaciones y residencias que promueven diversas actuaciones para regularizar lo máximo posible la vida de sus usuarios
muchos y diversos son los pasos que se han dado para lograr la integración social de las personas que sufren algún tipo de discapacidad, ya sea física o mental, y para normalizar su vida diaria. En ese cometido, donde aún queda mucho por hacer, tienen un papel fundamental los distintos colectivos, nacidos tanto de la iniciativa de los propios afectados como de la de sus familiares.
En la comarca chairega, Vilalba centraliza buena parte de los recursos, con la existencia del Centro Ocupacional Terra Chá, que tiene vocación comarcal, y las asociaciones Benxamín Paz y Asfadivi. En Guitiriz, Alume trabaja en la integración de los enfermos mentales y en Castro de Ribeiras de Lea, Fudace y la Cruz Roja van de la mano en el mantenimiento de una residencia para personas que sufren daño cerebral.
El otro polo importante de actuación se halla en As Pontes, a través de dos entidades muy activas: la delegación pontesa de Aspanaes y la asociación de discapacitados A Xanela.
