Erdogan mueve ficha y abre la puerta a una delegación de los manifestantes

El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, recibirá el miércoles a una delegación de los manifestantes que desde hace 14 días mantienen en vilo el país.

Así lo ha anunciado hoy el viceprimer ministro, Bülent Arinç, en una rueda de prensa transmitida en directo por la cadena NTV. Arinç, conocido por su tono conciliador, que contrasta con el empleado por el primer ministro, señaló que las exigencias de los manifestantes respecto al futuro del parque Gezi de Estambul, origen y motivo de las protestas, podrán negociarse en el citado encuentro. Recordó que el controvertido proyecto de crear una réplica de barracones otomanos en el parque Gezi está actualmente en los tribunales y que mientras éstos decidan se podría debatir el proyecto.

Erdogan, sin embargo, ha repetido varias veces en los últimos días que de cualquier modo seguirá adelante el plan para reconstruir este ejemplo de arquitectura otomana, y se ha negado a considerar siquiera la posibilidad de modificar el proyecto.

Arinç, por su parte, descartó que el Gobierno pudiera hacer caso a otras demandas, como la liberación incondicional de todos los detenidos durante las protestas, o la dimisión de los gobernadores de Estambul, Ankara y Adana, ciudades donde la represión policial fue especialmente violenta. "No podemos aceptar demandas políticas, como la liberación de los detenidos o la cesión de cargos públicos. Turquía no es un Estado tribal sino un Estado de derecho, y todo el mundo tiene que pagar por lo que hace", declaró. Y preguntó: "¿Nos pedirán que no hagamos nada contra quienes destruyeron ambulancias y vehículos policiales y mataron a un policía?".

Arinç aludió así a un oficial que murió el jueves al precipitarse por unas obras cuando perseguía a unos manifestantes. También Erdogan dijo que el agente había sido "matado", pero su familia descartó hoy, en declaraciones al diario Radikal, que hubiera sido empujado. "A partir de ahora no se permitirán actividades ilegales", anunció Arinç.

Algunos cajeros automáticos fueron destruidos y varios vehículos policiales y autobuses fueron quemados durante el segundo día de las protestas en Estambul, cuando los manifestantes recuperaron la plaza Taksim tras una batalla campal que duró 36 horas sin interrupción.

Pero desde entonces, los cajeros han sido casi todos reemplazados y la gran mayoría de los negocios en la parte "ocupada", en la que no hay presencia policial, funciona con normalidad.

Este lunes se completan catorce días desde las primeras acampadas en el parque Gezi, once desde la intervención policial masiva y diez desde que tanto Taksim como la cercana calle comercial de Istiklal, salpicada por escaparates de grandes marcas comerciales, se hallan fuera del control policial.

Pero mientras Erdogan ha seguido tachando a los manifestantes y a quienes los respaldan de "saqueadores", "anarquistas" y "terroristas", las simpatías por el movimiento ciudadano se están extendiendo incluso a algunos sectores religiosos, hasta ahora considerados feudo del Gobierno.

Un antiguo muftí (teólogo oficial) del centro de Estambul, Ihsan Özkes, desmintió hoy en declaraciones al diario Hürriyet que los manifestantes hubiesen desacralizado la mezquita de Dolmabahçe al entrar con cerveza y sin quitarse los zapatos, como había denunciado Erdogan.

Subrayó que los jóvenes se refugiaron en el templo al huir de las cargas policiales con gas lacrimógeno y que en ningún momento faltaron el respeto a la mezquita.

La institución religiosa Diyanet desmintió hoy que hubiera suspendido de servicio al muecín de la misma mezquita, pero confirmó que había interrogado tanto a este empleado como al imán del templo, que los manifestantes convirtieron en ambulatorio provisional la semana pasada.

Mientras tanto, la Bolsa de Estambul cerró con una caída del 2,5 % respecto al valor de cierre del viernes. El índice BIST-100 quedó en los 76,3 puntos, el valor más bajo desde mediados de diciembre de 2012. Respecto al 30 de mayo pasado, día en que empezaron los enfrentamientos violentos, se acumula una caída del 12 %. El domingo por la noche, Erdogan había proferido palabras contundentes contra "los especuladores" y el "lobby financiero" al que amenazó con "estrangular, sea quien sea". Pero Arinç quitó hierro a la reacción de la bolsa. "Nuestra evolución económica es buena. Los mercados de valores suben y bajan en todo el mundo. Las pérdidas por los incidentes no superan el 3 % y pueden dejarse de lado", opinó.

También la moneda turca se depreció y se situó en las 0,398 liras por un euro, muy poco por encima del valor que tuvo el viernes y que marcó el punto más bajo desde agosto de 2011.

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