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Ence estrena en Navia la mejor planta de Europa para triturar biomasa

La instalación de la localidad asturiana costó 7 millones y procesará tres camiones por hora o 200.000 toneladas al año
Vista aérea de la factoría naviega de Ence
photo_camera Vista aérea de la factoría naviega de Ence

La planta que la multinacional Ence dispone en la localidad asturiana de Navia tiene previsto estrenar este sábado, si no hay novedades de última hora, la planta de trituración de biomasa más moderna de toda Europa. Se trata de una instalación que costó siete millones de euros y que está diseñada para ser capaz de procesar hasta 200.000 toneladas de residuos forestales al año.

La inversión efectuada por la empresa en su fábrica de la localidad naviega supone un espaldarazo al futuro de la misma y el respaldo a una trayectoria que ya estaba destacando dentro de la misma al ser capaz de funcionar de modo más efectivo que otras plantas de Ence en diferentes lugares. Esto a su vez garantiza un crecimiento continuo con la creación de puestos de trabajo muchos de los cuales benefician directamente a vecinos de la zona oriental de A Mariña, singularmente de Ribadeo.

La nueva planta de trituración de biomasa lleva en fase de pruebas desde su entrega en el pasado mes de diciembre y se espera que desde este sábado comience a funcionar a pleno rendimiento.

Eso significa que podrá llegar a triturar el contenido de tres camiones de producto bruto cada hora o, lo que es lo mismo, 200.000 toneladas por año.

Con esa biomasa, Ence produce energía eléctrica en sus propias instalaciones, lo que a su vez diversifica el negocio de la empresa, que quedará de esta forma consolidada como líder en toda España en producción de energía renovable a través de la biomasa de origen forestal.

TRES EMPRESAS DE GALICIA, TRAS ESTE NUEVO DISEÑO. El diseño de la nueva planta de trituración de biomasa para Ence tiene corazón gallego, aunque más cercano a la otra planta de la que dispone en Galicia, ya que la ejecutó una Unión Temporal de Empresas (Ute) formada por las viguesas Izmar, Marsán y Francisco Fernández Lijó, que será además la que asuma tanto su explotación como su mantenimiento durante los próximos tres años.

En el proyecto participó también la ingeniera viguesa Cotecno o la metalúrgica gallega Ganomagoga, además del fabricante de equipos tecnológicos finlandés BMH.

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