José Otero cumple medio siglo de sacerdocio. Los vecinos de Covelas, en Castroverde, ofrecieron recientemente un homenaje a José Otero Seijas por su medio siglo como sacerdote, una labor que desarrolló sobre todo entre los inmigrantes en Suiza.
Miles de lucenses emigraron en los años setenta a Suiza y con los trabajadores que salían del país en busca de una vida mejor, también hubo sacerdotes que viajaron a la Confederación Helvética para ocuparse de sus almas y para ayudarlos en su día a día en un país desconocido, con idiomas, legislación y costumbres muy distintas.
José Otero Seijas, natural de Covelas, en Castroverde, fue uno de esos curas de la emigración, que durante 36 años ejerció en varias ciudades suizas, una labor de la que destaca que hizo «más de asistente social que de sacerdote».
Ordenado en agosto de 1963, y tras seis años ejerciendo en Touriz (Ferreira de Pantón) y Lamas de Moreira (A Fonsagrada), en 1969 fue enviado a Suiza. «Por entonces, la presencia de emigrantes españoles era muy importante, de tal forma, que de los siete millones de habitantes que tenía el país, 150.000 eran españoles y el 60% de ellos, gallegos. Por eso, los obispos suizos pidieron ayuda a la Conferencia Episcopal Española, porque necesitaban sacerdotes para esta gente, como ya ocurriera antes con los italianos», recuerda José. Se defendía en francés, idioma que había estudiado durante su formación en el Seminario, y fue uno de los elegidos.
