Testimonios: "En febrero se me inundó el bar y pude tirar del premio para la reparación"

En Ribas de Sil viven más tranquilos un año después de tocar El Niño

El sorteo de Reyes del pasado mes de enero dejó 13 millones de euros repartidos entre 65 décimos que vendió el bar Central ► Los agraciados continúan con su vida normal y la mayoría prefirieron ahorrar o gastar parte del dinero en arreglar casas o comprar coches
Algunos de los agraciados, este domingo en el bar Central de San Clodio
photo_camera Algunos de los agraciados, este domingo en el bar Central de San Clodio

La Lotería de Navidad o de Reyes no quita a nadie de trabajar, pero es un gran alivio. Casi un año después de ser agraciados con El Niño, los vecinos de Ribas de Sil se levantan cada día para ir a trabajar. A simple vista, su vida no sufrió cambios, pero en el fondo todos están un poco más tranquilos por el colchón que les regaló la suerte. 

Cristina Sampere regenta desde el año 2012 el bar Central de San Clodio, la capital municipal de Ribas de Sil. Ella fue la que eligió el año pasado el 22.654 para los sorteos de Navidad y de El Niño. Vendió 65 décimos para Reyes y la suerte quiso que la cifra resultase agraciada con el primer premio. Fueron 200.000 euros al décimo (160.000 fuera de impuestos) y 13 millones de euros que se repartieron entre medio centenar de vecinos (porque alguno tenía más de un décimo) de Ribas de Sil y alguno de Quiroga. Sampere seguía este domingo al frente del negocio poniendo tapas y cafés con la ayuda de su madre. Ninguna se libró de trabajar, a pesar de que ambas llevaban décimos premiados.

Sampere se compró una casita en la zona y un coche. "Ya lo gasté todo", bromea. Además, se fue de vacaciones e invitó a una de las empleadas del local que no tenía ningún décimo premiado. "Quería compensarla de alguna manera porque me dio rabia que no lo tuviese y lo hice con el viaje. Pese a no tener el boleto, ella estaba muy contenta por nosotros y por los clientes", explica. 

Cristina Sampere, gerente del bar Central "Mi padre dejó de cortar árboles en el monte y yo me compré una casita y el coche"

"Hubo clientes que dejaron de venir porque no les tocó y eso te deja un mal sabor de boca. No puedes controlar quién lo tiene y quién no"

A la responsable del Central, la lotería le dio muchas alegrías pero también algún disgusto. "Hay gente que dejó de venir al bar porque no le tocó y eso te deja un sabor amargo. A veces estás con el lío del trabajo y no te das cuenta de ofrecerle la lotería a todos", lamenta. "Hubo gente en mi familia que tampoco tenía nada. En Navidad sí, pero en Reyes se compra bastante menos y muchos no cogieron el décimo de casa", añade. 

Su padre, también agraciado, el único lujo que se permitió fue cambiar el trabajo cortando pinos en el monte "al frío, al sol y pasando mil perrerías", dice Sampere, por echarle una mano a su hija en el local, "que es trabajo, pero por lo menos no se moja y estamos todos más tranquilos", añade. 

LA EMBARAZADA. También sigue al pie del cañón Begoña Pérez Guerra, que lleva una clínica veterinaria en Quiroga y que es familia de los del Central. De hecho, este domingo se acercó al bar a echar una mano porque la cafetería se llena los domingos después de misa y hay tarea para todos. 

Begoña estaba a punto de dar a luz cuando tocó El Niño y había comprado un décimo. Escuchó un millón de veces aquello de que su bebé, llamado Ían, venía con un pan debajo del brazo, pero la historia tiene más miga porque su hijo mayor, Daniel, también atrajo la suerte. Cuando Begoña estaba embarazada de Daniel el Central dio un quinto premio en Navidad, así que la familia anima a Begoña y a su pareja a ir a por el tercero porque parece que sus bebés vienen bendecidos. 

Esta veterinaria arregló la casa y cambió de coche. Hasta ahí los caprichos de la lotería. El resto quiere guardarlo para cuando lo precisen sus hijos. 

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