El vivariense Pelayo Fernández graba un disco en solitario y en casa

Teléfono Rojo. (Foto: EP)
photo_camera Teléfono Rojo. (Foto: EP)

Pelayo Fernández desmiente con ‘El hombre del tiempo’, su debut bajo el seudónimo de Teléfono Rojo, los tópicos de que la unión hace la fuerza y de que una villa periférica no tiene nada que ofrecer a una gran ciudad que ejerce de polo de atracción creativa.

Este vivariense de 30 años fue asistiendo, decepción tras decepción, a que sus proyectos musicales iban fracasando «porque fallaba el batería o nos quedábamos sin local de ensayo», por lo que decidió convertirse en multinstrumentista, productor y promotor de su propio disco.

Disponía de la experiencia acumulada desde que empezó a tocar la guitarra -«con 15 o 16 años»-, de un estudio casero y de tiempo libre, así que se dedicó a mejorar su técnica con los instrumentos que no dominaba y a aprender mezclas y producción. La base fueron temas que había ido componiendo a lo largo de 2010, a los que añadió otros cinco nuevos.

A los seis meses, ‘El hombre del tiempo’ era una realidad a la que le faltaba el respaldo de una discográfica. «Mandé dos temas a Elephant Records, y a Flor y Nata, porque están en la línea del pop independiente», confiesa Pelayo, que se decidió por la propuesta de la segunda.

Pop

El resultado es un disco de doce temas de pop, «en muchas variantes, porque el disco tiene temas muy distintos, desde lo melódico a lo más power, pero todo es pop».

La voz y las guitarras están a un nivel semejante, en una decisión consciente de Teléfono Rojo, «porque me gusta que las canciones suenen potentes». Es una reminiscencia de su primera banda, la vivariense Los Krápulas, una formación que se movía entre el «garaje, punk y hard core melódico».

A partir de esos sonidos, y por influencia de bandas de los 60 y 70, como The Beatles,The BeachBoys o The Who, fue dando mayor relevancia a la melodía. Además de incluir en la música de Pelayo Fernández, esos conjuntos marcaron también el tono de unas letras «sencillas y optimistas», que hablan de Vespas, canciones y amor.

Las canciones que forman el disco están interpretadas en español, con la excepción de ‘Learning to live’ «que fui incapaz de traducir». «Decidí cantarlas en español porque, además de hacer música para que la gente se divierta, también quería contar algo y hay mucha gente que no se aclara muy bien con el inglés», asegura, aunque reconoce que la métrica del castellano es mucho más compleja.

Las letras y las músicas son suyas sino contamos ‘El verano del amor’, escrita y cantada por Iván Vale, también de Viveiro.

El sonido es el que determinó Pelayo Fernández en su estudio doméstico. Tras haber firmado con la discográfica, se planteó remasterizarlo en un estudio profesional, pero lo descartó porque quería que «sonase retro y no me encajaba una producción moderna; hice algunas pruebas, pero no me convencieron, prefería que sonase sucio».

El trabajo casero se extendió también a la portada del cedé que editó Flor y Nata. ‘El hombre del tiempo’ se anuncia con una imagen de 25 casetes ordenados en cinco filas. «Estuve reuniendo cintas, entre las mías, las de mis hermanos y las que pedía a los amigos. Les hice una fotografía a todas juntas, pero no quedaba bien, por lo que tuve que ir haciendo una por una y luego juntarlas», asegura el músico, que calcula que la operación le llevó dos días.

Con esa tarea se terminó el hecho en casa y comenzó el trabajo promocional de la discográfica, que puso el disco en varios portales electrónicos de música, como Spotify, iTunes y Amazon, y que gestionó conciertos en Madrid, A Coruña, Oviedo y Vigo para este mes y el siguiente.

La rapidez con la que convenció a la discográfica repercute en la necesaria formación de una banda para tocar en directo. Pelayo cuenta ya con Iván Vale y con Bruno para acompañarle en la guitarra. Como no se olvidan de su casa, el día 8 de octubre tienen previsto actuar en Viveiro.

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