El viaje a ninguna parte del socialismo español

EN 'EL VIAJE A ninguna parte’, novela de Fernando Fernán Gómez, una compañía de teatro itinerante recorría los pueblos de España haciendo sus representaciones, hasta que la imparable irrupción de los cines la dejaba prácticamente sin público. Esta situación, metafóricamente hablando, guarda similitud con lo que le acontece al PSOE en la actualidad. El partido socialista -la compañía- ha ido perdiendo el favor de los votantes -el público-, acaso porque otras formaciones e ideas políticas de izquierda -el cine- han sabido llegar mejor a la gente con sus mensajes y/o con las personas que las lideran.

En la tabla que acompaña esta información aparece el porcentaje de votos que obtuvo el PSOE en España, Galicia y en la provincia de Lugo en cada una de las convocatorias electorales celebradas desde el año 2008 -las últimas en las que fue la fuerza más votada en el conjunto del territorio español-; obviamente estos datos no se pueden extrapolar porque falta información tan relevante como la participación, los resultados de las otras formaciones, la irrupción de nuevos grupos políticos..., pero es innegable que indican claramente una tendencia muy a la baja. Y estos datos son irrefutables.

Una vez conocidos los síntomas, hay que buscar el origen. ¿Por qué esta incuestionable pérdida de apoyos? Antes de entrar en el análisis sobre las posibles causas particulares, es imprescindible precisar que el factor más determinante en la política española desde al año 2008 ha sido la crisis económica, que ha penalizado a todos los partidos que han ostentado el poder. Desde los “brotes verdes” que veía Zapatero hasta ahora se han destruido por el camino millones de puestos de trabajo; las clases medias se han empobrecido por la continua subida de impuestos y tasas y por la bajada de salarios; se han perdido derechos sociales, laborales y civiles; el paradójico sistema financiero español ha tenido que ser rescatado por la UE y un largo etcétera que todos conocen a estas alturas de la película. De hecho, estas circunstancias terribles han pasado a percibirse como una obviedad por parte de la sociedad. Algo ciertamente pasmoso.

Esta crisis eterna ha generado un evidente malestar social contra los gobernantes que se ha ido plasmando en las urnas . Además, los casos de corrupción de políticos, empresarios e incluso de miembros de la monarquía -y, sobre todo, la sensación de impunidad de estos ante la ley-, han contribuido todavía más a incrementar la desazón de los votantes.

Concretando en el partido socialista,que no gobierna España desde el 2011 y Galicia desde el 2009, ¿por qué la sociedad lo penaliza tanto, incluso estando en la oposición? Las razones podrían ser las siguientes:

1ª, El PSOE no se ha renovado. En estos años ha presentado las caras y las ideas de siempre y esa fórmula no le ha funcionado. La dimisión de Rubalcaba parece haber marcado un punto de inflexión y actualmente está metido de lleno en la elección de nuevo secretario general en un proceso similar al que se usó en Galicia. Desde ayer y hasta el 27 de junio los candidatos recogerán sus avales; el 2 de julio se producirá la proclamación definitiva de candidaturas y el inicio de la ‘campaña electoral’; el día 13 votarán los militantes al nuevo líder, que deberá ser refrendado en el congreso extraordinario que el partido celebrará los días 26 y 27 de julio. Ahora mismo ya han hecho pública su candidatura a la secretaría general Alberto Sotillos, José Antonio Pérez Tapias, Pedro Sánchez y Eduardo Madina y suena con fuerza el nombre de Juan Fernando López Aguilar en un proceso que es un verdadero galimatías y que plantea algún enigmático interrogante: ¿y si el congreso no corroborase al elegido por las bases del partido?

2ª. El PSOE ha hecho una oposición un poco indiferente, muy al estilo de la socialdemocracia europea. En los grandes temas políticos no se ha separado del PP -verbigracia cuando aprobaron juntos la reforma de la Constitución para limitar el déficit de las instituciones públicas- o las diferencias entre ambos solo han sido de matiz, como el modelo de Estado y la estructuración territorial que desean -monarquía, pese a las voces críticas que han surgido dentro del partido socialista reclamando un referéndum para decidirlo y la ‘sacralización’ de la Constitución-, las relaciones con la Iglesia católica, la cesión de soberanía esconómica a la UE...

No ha propuesto con suficiente vehemencia otros planes para el control del gasto del Estado -más allá de los consabidos recortes en Sanidad, Educación, dependencia y contratación- que supusiesen un adelgazamiento indubitable de las administraciones públicas; esto es, la supresión del Senado tal y como está concebido actualmente, la eliminación de las diputaciones provinciales, la integración de ayuntamientos, aeropuertos y universidades. Tampoco ha sugerido la necesaria reforma del sistema judicial o la aplicación inmediata de leyes contra la corrupción…

Consecuentemente, los votantes podrían percibir que solamente mudan las siglas del partido en el poder, no la forma de hacer política y que, por ende, da igual el color de la papeleta o incluso el no votar.

La irrupción de partidos de izquierda con nuevos bríos parece evidente que ha atraído a votantes socialistas. Más allá de Izquierda Unida y sus coaliciones, tradicional refugio del ala más izquierdista del PSOE, han aparecido otras formaciones que pugnan por este voto, como Alternativa Socialista (Clias), que se presentó recientemente en Galicia para atraer a los «socialistas sen partido», según su coordinador a nivel gallego. El caso más evidente es Podemos, que se ha hecho con el 7,97% de las papeletas en las elecciones al Parlamento europeo del pasado mes de mayo. ¿Por qué presuntamente le ha restado votos al PSOE?

Los dos grandes partidos se han apresurado a decir que los casi 1.250.000 votantes de Podemos son fruto de la coyuntura económica, que su líder es un extremista de izquierdas y que su utópico programa conduciría España a la suspensión de pagos y a la miseria. Craso error sería subestimar a esta formación. Mucha, muchísima gente de este país ya vive en este momento en los límites de la pobreza, apenas tiene para dar de comer a sus hijos y sufre enormemente el día a día; por consecuencia, el panorama apocalíptico que el binomio PP-PSOE dibuja si Podemos llegase algún día al poder no les importa, puesto que ya lo están padeciendo en el presente. Esta realidad irrebatible no se la pueden achacar a Podemos. A la UE tal vez, a la troika quizá, a la Alemania de Merkel acaso, pero no a los partidos que todavía no han llevado las riendas de España.

Volviendo al tropo del principio, en ‘El viaje a ninguna parte’ los miembros de la compañía teatral tuvieron que ir amoldándose a las circunstancias de la época, incluso algunos decidieron tomar otro camino y abandonar definitivamente el teatro. Si el discurso socialista para evitar su sangría electoral y la evidente desconexión partido-ciudadano se basa únicamente en recurrir al voto útil y en el temor al oscuro panorama que ofrece el cine -¿recuerdan la metáfora?-, su bagaje sería tristísimo. Y su futuro sombrío, tanto que ya no solo estaría en juego llenar de nuevo el teatro -de votantes- sino el no echar definitivamente el telón y acabar siendo un partido intrascendente en el panorama político español; es decir, que finalmente acabe viajando... a ninguna parte.

Resultados electorales del PSOE desde 2008
  GE-2008 AU-2009 EU-2009 MU-2011 GE-2011 AU-2012 EU-2014
España 43,87% - 38,78% 27,79% 28,76% - 23,00%
Galicia 40,64% 31,02% 35,29% 25,98% 27,81% 20,61% 21,73%
Provincia de Lugo 41,45% 32,70% 34,45% 31,47% 28,35% 22,71% 23,54%
GE=Generales / AU=Autonómicas / EU=Europeas / MU=Municipales       
Fuente: Ministerio del Interior (www.infoelectoral.mir.es/min/) y Xunta de Galicia (www.resultados2012.xunta.es)       

(Publicado en la edición impresa el 14 de junio de 2014)

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