El verano parece que por fin se ha dejado ver por la capital lucense. Desde el pasado sábado, los termómetros han alcanzado temperaturas que rondaron entre los 25 y los 30 grados, cosa que ya parecía imposible que ocurriera, después del mal tiempo que se vivió en la ciudad gallega durante el mes de julio y lo que va de agosto.
Lugo, como el resto de Galicia, estuvo bajo una influencia anticiclónica. No obstante, aunque el buen tiempo seguirá reinando en los próximos días, desde ayer las temperaturas entraron en un ligero descenso.
Los lucenses no quisieron desaprovechar estos días de calor, por lo que decidieron disfrutar del buen tiempo tumbados al sol. Tanto las piscinas, como las zonas verdes a orillas del Miño se llenaron de toallas y de gente con muchas ganas de disfrutar del calor y de los refrescantes chapuzones en el río.
Otros muchos afortunados decidieron pasar este caluroso fin de semana en la costa, bronceando sus cuerpos en la playa.
Asimismo, los propietarios de los locales hosteleros de la ciudad también se vieron favorecidos por el buen clima. Las terrazas han estado más llenas que nunca por estas fechas, repletas de gente en busca de alguna bebida refrescante con la que aliviar el abrasante calor.
