El uso de toxinas encapsuladas servirá para acabar con el mejillón cebra

El uso de toxinas encapsuladas a tamaño microscópico para que sean ingeridas por el mejillón cebra es la propuesta de un investigador de la Universidad de Cambridge para acabar con esta especie invasora, que causa importantes daños ecológicos y económicos.

El doctor David Aldridge inaugura este lunes con una ponencia sobre el mejillón cebra el VI Congreso Europeo de Malacología, que la Universidad del País Vasco ha organizado durante esta semana en Vitoria.

Buena parte del simposio se dedicará precisamente a repasar las medidas de control de especies invasoras como la de este bivalvo, que tienen un importante impacto sobre la industria y contra el que luchan administraciones locales y autonómicas.

En Álava, por ejemplo, se han invertido recientemente 870.000 euros para instalar una nueva estación de filtrado de aguas en Oyón con el fin de evitar la propagación del mejillón cebra a lo largo de los 47 kilómetros de tuberías de regadío de esta localidad alavesa, que corrían el riesgo de quedar taponadas.

Según ha recordado la Universidad del País Vasco, el mejillón cebra se ha extendido durante los últimos años a lo largo del Ebro, pero sus larvas también ha sido detectadas recientemente en el embalse de Undurraga, en el curso alto del río Arratia, ya en la vertiente cantábrica.

Para luchar contra esta plaga, el investigador de Cambridge desvelará que actualmente se están desarrollando medidas de control de bivalvos invasores basadas en el uso de toxinas microencapsuladas que, gracias a su tamaño microscópico, similar al de las microalgas, son ingeridas por estas especies y permiten su desaparición.

Según Aldridge, las toxinas no ingeridas por estos mejillones se degradan rápidamente y por lo tanto no afectan a otros animales acuáticos ni a la potabilidad de las aguas.

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