Javier Licandro: ''El suceso de Rusia nos ha advertido de lo que puede pasar''

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Cuando el mundo entero se preparaba para contemplar el paso del asteroide 2012 DA14, el que más se ha aproximado a la Tierra sin chocar con ella, la inesperada caída de un meteorito en Chelyabinsk (Rusia) eclipsó cualquier otra noticia. Si el meteorito hubiera tenido el tamaño del 2012 DA14, el peor escenario del cine catastrófico se hubiera convertido en realidad.

La caída de un meteorito en Chelyabinsk causó temor y sorpresa. ¿Sigue siendo imposible prever estos sucesos?

De momento, con certeza, no, aunque hay varios trabajos que apuntan a tratar de encontrarlos con la mayor anticipación posible. El problema es que los objetos del tamaño del que cayó en Rusia son muy difíciles de detectar en el cielo: solo los vamos a ver estando ya muy cerca y si vienen del lado nocturno, porque si están en la dirección del Sol tampoco hay manera de verlos. Sería necesario establecer una red de telescopios terrestres mejor que la que tenemos y otra de telescopios espaciales capaz de enfocar a la dirección que nosotros, desde la Tierra, no llegamos.

En el caso de que sea un meteorito notablemente más grande que este, como el que se supone que extinguió los dinosaurios, ¿se podría saber con antelación?

Actualmente, un 95% de los objetos de más de un kilómetro de diámetro que hay en el espacio y entrañan peligro para la Tierra se están siguiendo y, de momento, no hay ninguno que suponga un riesgo. Estos, al ser grandes, brillan más en el cielo y son más fáciles de detectar. El problema está en ese porcentaje que nos falta por localizar y en los de menor tamaño, pues aunque su impacto no provocaría una catástrofe a nivel global, como una destrucción masiva de especies, sería terrible la caída de un bólido [masa de materia cósmica que atraviesa la atmósfera y estalla en la Tierra] de unos 50 metros, como el que ocasionó el desastre en Tunguska (Siberia) en 1908 y que arrasó con 2.000 quilómetros cuadrados de bosque. Si eso hubiera ocurrido en una zona habitada hubiera sido brutal, y no es fácil detectar un objeto de ese tamaño.

¿La población de Chelyabinsk debe preocuparse por una posible radiación?

No, en absoluto. Es curioso porque el otro día me preguntaban esto mismo en la televisión internacional rusa, pero cortaron mi respuesta, porque parece que las autoridades estaban alertando a la población para que no se acercara a los fragmentos del meteorito, cuando el único peligro que estos pueden entrañar es que estén calientes por la fricción y ocasionen quemaduras. Los meteoritos no son elementos radioactivos ni nada por el estilo.

¿Les consta que haya caído alguno en España recientemente?

Sí, han caído bólidos pequeños. El año pasado, por ejemplo, lo hizo uno sobre Madrid, pero nada parecido a lo que pasó en Rusia el pasado 15 de febrero. Se calcula que un objeto de ese tamaño cae una vez cada cien años, aproximadamente.

Actualmente, ¿hay algún instrumento que permita reaccionar ante la llegada de un gran cuerpo celeste y evitar una tragedia?

Ahora mismo se manejan distintas alternativas para ello, sin que ninguna incluya enviar a Bruce Willis ni nada por el estilo [risas]. Hay opciones que pasan por explosionar armas nucleares en la superficie y destruirlo o intentar desviarlo levemente mediante distintos principios físicos. Pero para todo eso es imprescindible descubrir el objeto con mucha anticipación, y hablo de mucha, no de unos meses. Desviar un objeto grande de su órbita no es algo trivial, ya que requiere una gran cantidad de energía, y destruirlo cuando está cerca puede ser incluso peor, ya que entonces no tendrías un gran cuerpo que te golpea, sino muchos.

Entonces, la mejor opción sería...

La de darle un pequeño impulso sostenido en el tiempo durante años que lograse desviar el objeto lo suficiente de la órbita terrestre y así evitar el peligro.

Y ahí se da una paradoja: la población demanda cada vez más conocimientos y protección en esta materia, pero con los recortes en investigación posiblemente sea cada vez más difícil satisfacer esta exigencia.

En todo este tema de los impactos de asteroide, en general, Europa ha respondido mal. Los programas de búsqueda son casi todos de los americanos, que les han dedicado dinero y han buscado la cooperación de los militares. Y el evento de Rusia nos ha dejado una clara advertencia de que esto está ahí y de que va a pasar: más tarde o más temprano, en algún momento, alguno va a caer y va a generar algo bastante peor que lo del otro día.

Si la previsión de estos temas ya nunca fue seria, ahora...

La situación siempre fue mala en Europa, pero con los recortes que sufrimos, que en España le están haciendo el haraquiri a la ciencia, poco más nos queda que cerrar el chiringuito y dedicarnos a atender turistas. Lamentablemente, no hay una conciencia científica ni sobre las capacidades que tenemos que desarrollar para protegernos. No hay una cultura que priorice estas cosas y quienes gobiernan nunca la han tenido.

¿En qué situación se encuentra actualmente el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC)?

Los recortes que tenemos, desde todos los puntos de vista (personal, proyectos, material...) están haciendo muy difícil nuestra labor. Además, nos han generado una gran inseguridad laboral que hace que, a veces, pensar en ciencia se haga muy difícil. Los efectos de todo esto sobre los investigadores, aparte de no tener dinero para asistir a un congreso o contratar a postdoctorales que te ayuden, son devastadores e incluso te preguntas todos los días si vale la pena, porque si ni la sociedad ni quienes gobiernan el país lo comparten... En estos momentos tenemos un Gobierno que claramente entiende que esto no vale para nada y, si esto no vale para nada, entonces uno tiene que buscarse alternativas. Y así viviremos en un país que solo servirá para atender a los alemanes que vengan, bien formados y preparados, a pasar aquí sus vacaciones.

Decía que Europa ha fallado a la hora de valorar el trabajo preventivo para evitar el impacto de un cuerpo celeste y EE.UU., no. Quizás por eso ellos han hecho tanto cine de este tipo...

Es curioso, porque también existe mucho cine europeo sobre estos temas, claro que ninguna de estas cintas son superproducciones al estilo ‘Deep impact’ o ‘Armageddon’. Quizás en Europa somos un poquito menos catastrofistas, aunque el riesgo existe y el cine así lo ha reflejado.

Tal vez esa sea una forma de justificar el dinero que el Gobierno estadounidense destina a este tipo de proyectos.

Puede ser, ¿por qué no? Todos sabemos que, en cualquier país, el cine es una industria fuertemente subvencionada. Los norteamericanos también la subvencionan y ponen dinero, más o menos discretamente, para, a través del cine, vender lo que quieren. Y ellos entienden mucho de eso.

¿Cree que este tipo de cine ha servido de instrumento de divulgación?

En general, ha sido algo positivo. Yo me divertí mucho más viendo ‘Armageddon’, que era absolutamente irreal, que ‘Deep impact’, una producción que trataba de no despegarse de la ciencia. Y ambas llamaron la atención sobre un hecho sobre el que ahora la naturaleza lo ha hecho con más crudeza todavía. Como se suele decir, la realidad supera la ficción.

Astronómicamente, ¿qué otros fenómenos nos deparará el 2013?

Puede que tengamos dos o tres cometas muy interesantes antes de final de año, de esos que despliegan una gran cola, lo que pasa es que los cometas siempre tienen ese toque impredecible. El Ison puede llegar a ser muy brillante, lo que pasa es que se aproxima muchísimo al Sol y no se sabe si sobrevivirá, así que estaremos alerta. También en marzo podremos ver otros dos, como el Panstars, de interés. ¡Ya toca, porque desde el Hyakutake y el Hale-Bopp no habíamos tenido ninguno espectacular!

Tan llamativos como los cometas son los descubrimientos casuales que hacen a veces los aficionados. No deja de ser curioso que con tan pocos medios logren tan buenos resultados ...

Los aficionados de hoy tienen unos medios notables, ¡más que los profesionales de hace 50 años! Hay muchas personas bien preparadas, con instrumentación interesante y mucho tiempo dedicado a eso, por lo cual hacen un excelentísimo trabajo, con pautas muy profesionalizadas que nos ha dado grandes alegrías. Han aportado mucho, pero aún tienen mucho más que aportar, especialmente en el campo del Sistema Solar, en el que son notables sus descubrimientos de asteroides y cometas, el seguimiento de los mismos o el cálculo de sus órbitas.

La compañía holandesa Axe tiene previsto realizar, en 2014, el primer vuelo espacial turístico, ¿qué le parece esta iniciativa?

A mí me parece bien, si alguien se quiere subir a un cohete y salir a la estratósfera para contemplar la Tierra me parece bien, pero yo no lo haría.

¿No? A priori parece que ese debería ser el sueño hecho realidad de un astrónomo...

Soy muy aprensivo y no sería capaz de subirme a una ‘bomba’ cargada de toneladas de combustible que pueden explotar en cualquier momento. Mi sueño es que me teletransporten [risas], como en ‘Star Trek’.

DE PERFIL

  • Trayectoria profesional

Javier Licandro es investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias.

Anteriormente fue astrónomo en el Telescopio Nazionale Galileo y en el Isaac Newton Group. Ambos operan en el Observatorio del Roque de los Muchachos (La Palma, España).

  • Cuerpos celestes

Sus estudios se centran en los cuerpos pequeños del Sistema Solar. Ha publicado trabajos sobre asteroides cercanos a la Tierra.

  • Investigación

Investigador principal de ocho proyectos financiados por el Plan Nacional de Astronomía y Astrofísica y el Plan Nacional del Espacio.

Es miembro del equipo científico de la misión para el estudio de un asteroide primitivo OSIRIS-Rex de la Nasa y evaluador de propuestas de investigación de la citada agencia.

Está diseñando el detector de infrarrojos que la agencia espacial japonesa JAXA colocará en la estación espacial internacional.

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