Tan solo los aires de tormenta, arribados a última hora de la tarde, lograron trasladar a parte de la concurrencia a enclaves más refugiados de las inmediaciones y el centro, con los consiguientes conflictos generados en algunos portales aledaños al parque.
Y es que fue día de fiesta para los estudiantes y de estrés para los vecinos, enfadados un año más por la basura acumulada y la conversión de zonas verdes y portales en váteres.
Algunos chavales se declaraban concienciados. «Habrá de todo, pero nosotros tratamos de mantener limpia nuestra zona», se vanagloriaba un miembro de la cuadrilla de ingenieros agrícolas.