El secundario de la repostería pontesa

Cinco panaderías de la localidad elaboran casi a diario polvorones, un postre típico cuya receta suma casi un siglo de historia

Nació en los hornos de las panaderías de As Pontes hace casi un siglo, pero el paso del tiempo lo relegó a un segundo plano. El mantecado le ganó la partida en la historia local y se llevó la gloria por medio mundo. Pero el polvorón, que nada tiene que ver con el dulce de Navidad que visualiza el que no lo conoce, resiste en su papel secundario.

Cinco panaderías locales —La Viuda de Domingo López, Artesanía Pontesa do Mantecado, Hermanos Díaz, La Artesana y San José— elaboran casi a diario docenas de polvorones, pequeños bocados dulces crujientes, con forma circular y elaborados a base de manteca de cerdo, de vaca, azúcar, huevos y harina, a lo que algunos le añaden también almendra.

"Os polvoróns empezaron na mesma época que os mantecados. Antes non se facían como agora. A xente traía os ingredientes e facía os postres no forno", relata Pepe López, uno de los responsables de La Viuda, un negocio que mantiene cuatro despachos en la localidad. "O polvorón era o irmán pobre, quizais porque leva graxa de porco, e é menos coñecido. O que levou a fama foi o mantecado, pero o polvorón é exclusivo das Pontes. Quizais falta algo de promoción", dice Pepe.


Toñita López: "Los polvorones solo se hacen en As Pontes y mantecados, aunque no los mismos, hay en más sitios"


Como los hacían las mujeres en el horno, o su madre durante años, todo el proceso, igual que en el resto de panaderías de As Pontes, se hace de forma artesanal. Es decir, polvorón por polvorón.

Tras batir los ingredientes, se realizan pequeñas bolas con una masa bastante compacta y luego se aplastan. Después, para el toque final, se abre un agujero en el centro de esas bolas esféricas achatadas en el que se coloca el azúcar, o la almendra si se opta por esa receta. Media hora en el horno y ya están listos para volar rumbo a paladares golosos.

"Llevamos haciéndolos 21 años, desde que abrimos, pero venimos de una larga tradición", dice Toñita López, también de la segunda generación de La Viuda, pero en un negocio independiente: Artesanía Pontesa do Mantecado.

"Los polvorones solo se hacen en As Pontes y mantecados, aunque no los mismos, hay en más sitios. La verdad es que no sé por qué se llevó la fama uno y no otro, porque tienen la misma historia. Quizás se promocionó más", dice, al tiempo que defiende que, aunque en su segundo plano, el polvorón tiene muchos defensores.

"El que lo prueba, repite. Está muy rico", comenta, y apunta hacia un hándicap difícil de remediar —"el nombre lleva al engaño"— y otra dificultad: "El momento de degustarlo es quizás menos amplio. Es más postre".

Hermanos Díaz es otra de las panaderías más antiguas de la localidad. Abrió en 1933 y desde la década de los 40 en sus hornos se elaboran los polvorones. "Se venden bien, aunque más los mantecados. Quizás se han promocionado más. Y el polvorón se asocia con meriendas o postres", explican, pero defienden que al que no es de As Pontes le gusta más el polvorón; "por contradictorio que parezca, porque el mantecado viajó muchísimo y el polvorón bastante menos". "Se necesitaría más promoción, porque es un dulce que gusta y tiene muchas posibilidades", dice Belén Romero.

En San José llevan 50 años horneando polvorones. Aseguran que las ventas se mantienen, pero que siempre fue un complemento. "Se venden más los mantecados", confirman los hermanos Jarel.

Mari Guerreiro, al frente de La Artesana, un negocio con 28 años de historia, cree que son productos muy diferentes y aunque reconoce que se demanda mucho más el mantecado, "quizás por su jugosidad", asegura que hay espacio para los dos. "La gente que lo compra tiene claro lo que compra", dice.

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