El río Cabe o la cloaca de la ciudad de Monforte

El cauce acoge este lunes un desfile de barcas engalanadas pese a que su salud está en un momento crítico ►A la media docena de aliviaderos que vierten fecales se suma un fuerte proceso de eutrofización y acumulación de basura

Monforte celebra este lunes por la noche un desfile de barcas engalanadas por el Cabe. La iniciativa, que ya lleva varios años en marcha, tiene el objetivo de poner en valor el cauce y darle protagonismo en el marco de las fiestas patronales. En pocas palabras, presumir de río. Pero la realidad es bien distinta y aunque el Cabe ha ganado mucho en apariencia en los últimos años, en el fondo sigue siendo la cloaca de la ciudad.

Entre el club fluvial y la presa que hay al pasar el parque de Os Condes hay una distancia de un kilómetro y cien metros. Es el tramo más urbano del cauce y solo en ese espacio hay media docena de bocas de la red de alcantarillado que vierten directamente al río.

A estas alturas del año, se pueden ver a simple vista cuando se va a pie por el paseo que bordea el cauce o si se toma una de las barcas que salen del parque. La boca más activa está a pocos metros del embarcadero de Os Condes donde crece un gran laurel. Río arriba hay varios aliviaderos junto al bar O Miudiño y en las inmediaciones del Anchoas. Otro de los puntos especialmente contaminantes está en las proximidades del club fluvial.

Las filtraciones del alcantarillado comprometen al máximo el estado de salud del río, pero este año la situación es más crítica por varios factores. En primer lugar, el Cabe todavía no se ha recuperado de las obras de construcción del corredor de Monforte a Sarria. Durante los dos últimos inviernos llegaron al agua arrastres de tierra y lodos de manera sistemática y todavía no se han eliminado.

La administraciones miran para otro lado ante el deterioro progresivo y alarmante que sufre el río a su paso por la ciudad

Por otra parte, y como ya explicó este medio en las últimas jornadas, el río sufre un proceso de eutrofización por el que en el fondo de la cuenca proliferan plantas acuáticas que roban el oxígeno del agua. Esas plantas se alimentan de materia orgánica, es decir, de las aguas fecales que llegan de las alcantarillas y de la hierba que se corta en las zonas verdes y se tira al río, en lugar de recogerla. La eutrofización perjudica la fauna del cauce y desequilibra su ecosistema.

A todo ello se suma que el tramo urbano del Cabe está prácticamente embalsado y no hay corrientes que ayuden a limpiar el trayecto.

LAS ADMINISTRACIONES. El papel de las administraciones hacia el Cabe ha sido el de mirar para otro lado. Las competencias sobre el cauce son de la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil, que reconoció que la calidad del agua del río se había deteriorado de manera preocupante en los últimos meses. Sin embargo, esta administración consintió hace 13 años mantener los aliviaderos al Cabe cuando se llevó a cabo el proyecto de encauzamiento.

El Ayuntamiento también tiene responsabilidades. Las tareas de mantenimiento de los paseos, en las que la hierba acaba en el río, son de su competencia. También lo es la red de alcantarillado obsoleta que gestiona a través de la empresa Aqualia. Además, organiza este lunes por la noche el recorrido con las barcas, pero el alcalde, José Tomé, quitó en las últimas jornadas importancia a los episodios de contaminación.

La Xunta de Galicia también tiene algo que ver. Las obras del corredor de altas prestaciones a Sarria, que provocaron el arrastre continuado de lodos al Cabe, eran de su competencia.

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