Ya está aquí el San Froilán. Cuando caía la noche del sábado se vivieron aglomeraciones en el recinto ferial. Cientos de lucenses invadieron las calles próximas al parque Rosalía de Castro. El buen tiempo se ha convertido en deseado aliado de los barraquistas en este arranque de las últimas grandes patronales del año del calendario gallego.
Pero parece que los lucenses creen que se mira, pero no se toca. Es como si esperasen a que el martes se dé el chupinazo oficial al inicio de las fiestas para comenzar a rascarse los bolsillos en las atracciones de feria.
En las casetas del pulpo ya hay familias o grupos de amigos que comparten mesa y mantel para cumplir con la tradición de degustar el afamado cefalópodo otoñal, aunque sin aprietos.
Los carruseles infantiles, en un costado del pulmón verde, y las grandes atracciones, en la explanada del viejo pabellón, son los que por ahora van captando más la atención de los visitantes. A los padres les toca contentar a su prole. En el caso de los más pequeños de la casa hay atractivos abonos que pueden gastar a lo largo de varios días.
También se han oído las primeras quejas. Comerciantes del primer tramo de la avenida Rodríguez Mourelo pusieron el grito en el cielo porque a su juicio hay puestos que ocupan más superficie de la que les corresponde.
Uno de los actos previos que incluye el programa festivos es la Concentración Motosolidaria, que organiza el Club Riders. Decenas de moteros están tomando este fin de semana el Pazo de Feiras e Congresos, en donde anoche actuaron seis grupos de rock, cuatro lucenses y dos de Ferrol.
