El quinientos que hizo historia ya vuelve a casa

Leo Zordan, junto a su coche, en el parque lucense de Rosalía, ayer (Foto: Pepe Álvez)
photo_camera Leo Zordan, junto a su coche, en el parque lucense de Rosalía, ayer (Foto: Pepe Álvez)

No llegó a ser la vuelta al mundo, si hablamos de un mundo material. Pero si pensamos en tradición, recuerdos, cultura y humanidad, el viaje que decidió emprender Leo Zordan, al volante de su nostálgico Fiat quinientos, fue mucho más lejos de la distancia que un mapa pueda decir que hay entre su Vicenza natal hasta Santiago de Compostela.

La idea inicial de la gesta partió de un deseo de promocionar y fomentar la ‘slow food’, una tendencia nacida en 1989 en oposición al ‘fast food’ para recuperar las tradiciones alimentarias locales y el interés por el origen y sabor de los alimentos.

Siguiendo la estela de este movimiento, que ya creó escuela, Leo ya intentaba captar más adeptos a través de su restaurante italiano Mangiarte, sito en Lugo, cuando finalmente se lanzó a la aventura para continuar su labor a lo grande.

Sin embargo, no sólo consistió la hazaña en algo parecido a una campaña publicitaria, sino que, además de libros especializados en el tema, lo que fue llenando la maleta de este hostelero amante de la gastronomía a lo largo de todo el trayecto, fue el cariño y apoyo incondicional de su familia, amigos y fans espontáneos de su causa, sumado a un sinfín de símbolos y referencias a su historia, a su vida y a su filosofía.

Éste fue un particular Camino que, aprovechando el año Xacobeo, recorrió Italia, Francia y España despacio, con delicadeza y amor, con una metodología similar a la que usaban los chef en las cocinas de antaño, preparando manjares que más allá de saciar el hambre, pretendían deleitar los paladares a través de las mejores materias primas autóctonas.

El protagonista de esta historia arrancó el motor el pasado día 8 junto a un músico y un mecánico. Y lejos de pretenderlo, convirtieron su aventura en un fenómeno social seguido por muchos, quienes seguramente tomarán ejemplo —y así lo espera Leo— para atreverse a hacer algo diferente por su tierra y sus costumbres.

Las necesidades de dormir y comer se fueron satisfaciendo sobre la marcha, en momentos casi improvisados. La última, más importante si cabe por el motivo de tal odisea, fue una de las experiencias más enriquecedoras de Zordan, quien asegura que «por suerte», pudo disfrutar de las peculiaridades gastronómicas de cada país en una «progresión de cambios de sabores».

La gastronomía es una parte imprescindible de la cultura, y Leo se siente «afortunado de estar en Galicia tras haber vivido en otro país», ya que considera que, de esta manera, se llega a valorar en mayor medida lo propio de cada lugar.

En un viaje de este calibre, sin duda, el vehículo es casi lo más importante. Zordan no puede estar más orgulloso de haber escogido su quinientos, desconocido en España, ya que afirmó que «se portó muy bien» al no poner ningún obstáculo.

El coche paró sus ruedas ante la Catedral de Santiago ayer por la mañana, en un emotivo recibimiento donde montones de turistas y peregrinos lanzaron sus flashes al Fiat rojo, decorado con pegatinas que colaboradores y patrocinadores —no lucrativos— fueron dejando durante la andaina.

Fue un momento de felicidad, indudablemente, y de satisfacción para Leo, quien deseaba llegar a casa para reencontrarse con su familia, a la que ya echaba de menos.

«Ahora es tiempo de cuidar de mi familia» afirmó, aunque no duda en volver a conducir su pequeño hacia nuevas aventuras.

Entre palabras de agradecimiento y estima por todo el apoyo recibido, Leo aseguró que está convencido de que, con los medios necesarios, cualquiera puede ser valiente y escribir un capítulo como este en su vida.

Hay que calentar motores antes de un largo camino

El día en que Leo Zordan partió de su pueblo, Lugo de Vicenza, pudo contar con el apoyo de sus vecinos y amigos. Ante el objetivo que , en parte promocionaba también la localidad, el alcalde quiso invitarlo a desayunar en un intento de darle fuerza y energía ante su largo viaje. Catarina Pollini, más que conocida en Lugo por su labor en el baloncesto femenino, también asistió a la cita.

El otro protagonista

El coche que ayudó a Leo Zordan a alcanzar su meta durante más de 2.000 kilómetros es más que un icono en Italia, es un coche «que todos los italianos tuvieron alguna vez», afirmó Zordan.

En España no tuvo esa suerte, ya que al ser fabricado tras la muerte de Benito Mussolini, Franco lo consideraba un elemento revolucionario, por lo que prohibió firmemente su importación.

Comentarios