El proceso de creación de un arte efímero

Los alfombristas de Burela trabajan estos días en la preparación de las flores y del resto de material para elaborar las alfombras el sábado. Este año el mal tiempo mermó la recolección de rosas rojas, margarita blanca y hortensia
Distintos grupos de alfombristas cortando las flores
photo_camera Distintos grupos de alfombristas cortando las flores

Las alfombras florales de Burela volverán a ser, si el tiempo lo permite, el mejor escaparate de las fiestas patronales, a punto de entrar de lleno en su fin de semana grande. Una actividad que lleva más de dos décadas haciéndose con el esfuerzo de todo un pueblo que trabaja unido para no perder sus tradiciones, aunque se echa en falta la ayuda de gente joven para el trabajo previo de cortar la flor y el verde. «O sábado é máis doado que haxa xente, pero para todo o traballo previo de ir buscar a flor e preparala falta xente», explica Carmela López, que recuerda que están impulsando una asociación para implicar a los jóvenes en esta labor.

Y es que las alfombras florales llevan ya un mes de trabajo detrás para el que toda la ayuda es poca. Primero, se corta el verde y en estos últimos días flor para que se mantenga lo más fresca posible, sin olvidar el tintado del serrín y la sal, básicos para suplir los colores que no son fáciles de encontrar en la naturaleza, para lo que resultan extremadamente útil las ‘borras’ del café, que con paciencia van guardando los locales de hostelería durante semanas. Este año el mal tiempo supuso que haya déficit de algunas flores como rosas rojas, hortensia y margarita blanca, por lo que habrá que tirar de flor comprada. Para adquirir estas flores, las huchas repartidas en los comercios tuvieron una recaudación de 895 euros, algo que agradecen los alfombristas.

La alfombra burelesa se reparte por tramos, si bien la temática es común, este año sobre la historia y su evolución, desde la prehistoria a la Edad Contemporánea y donde las grecas de los laterales simularán las huellas del hombre en su paso por la tierra. Así, se partirá en la Prehistoria junto a la iglesia y se llegará al puerto, donde se plasmará la actualidad.

Desde primera hora del sábado se empieza con el trabajo, que arranca con el marcado de las plantillas en el suelo. Una silueta que después se irá rellenando con diferentes colores y que con el paso de las horas irá tomando forma hasta completar el diseño, que es espectacular a vista de pájaro. En estas tareas cada vez son más niños los que participan. Grandes y pequeños suelen comer juntos no muy lejos del tramo, con el fin de acelerar los trabajos para poder tener todo listo para la bajada de la Virgen del Carmen y San Juan, que salen en procesión desde la iglesia parroquial hasta el puerto, donde son veladas por los fieles toda la noche y donde a la mañana siguiente saldrán en la procesión marítima.

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