La A-8 llegó ayer al debate del Congreso de los Diputados, pero de la Cámara no salió ningún acuerdo. La Autovía del Cantábrico, y su tramo más negro -el que une Abadín y Mondoñedo y en el que a finales de julio se registró un accidente en cadena que se saldó con una fallecida y 49 heridos-, divide a los partidos políticos, igual que a los conductores, que aún dudan si elegir su trazado o decantarse por viejas nacionales.
El PP rechazó la proposición del BNG, que pedía la instalación de dispositivos antiniebla tecnológicamente más avanzados, y se ciñó a defender la decisión de mantener las medidas de seguridad específicas para los casos de condiciones meteorológicas adversas de viento y niebla que se están instalando, sin dar muchas explicaciones más.