Un pazo de Monforte alberga documentos de la Orden de Malta

Pazo Molinos de Antero, en el barrio monfortino de O Malvarón (Foto: Toño Parga)
photo_camera Pazo Molinos de Antero, en el barrio monfortino de O Malvarón (Foto: Toño Parga)

La familia propietaria del pazo Molinos de Antero de Monforte, que custodia desde hace dos siglos archivos de la orden militar de Malta, ha reclamado una mayor implicación de las autoridades para su conservación y divulgación.

Rosenda Yáñez, integrante de la familia, reiteró que el mejor lugar para almacenar los escritos es su pazo, si bien solicitó el apoyo de las administraciones local y autonómica, susceptibles de mediar con universidades e instituciones culturales y educativas, para proceder a la catalogación y estudio de ese patrimonio.

La mayor parte de la documentación sobre la Orden de Malta en Galicia fue quemada y destruida a la llegada de las tropas de ocupación napoleónica, particularmente en junio de 1809 en el castillo de Torrenovaes, en el municipio de Quiroga. Éste era uno de los bastiones de la citada organización, pero algunas copias y otros documentos originales de los últimos siglos se han mantenido guardados en el pazo monfortino Molinos de Antero.

La familia Yáñez todavía custodia textos de la orden religiosa y militar en una de las estancias de su vivienda, un pazo que dispone de un habitáculo repleto de documentos administrativos, particularmente del siglo XIX, junto con testamentos, cartas familiares y otros documentos administrativos.

Pese a la falta de ayuda, el patriarca, Matías Yáñez, invierte su tiempo en la catalogación del archivo, una tarea que reconoció laboriosa y que escapa, a veces, de sus conocimientos, según admitió recientemente durante una conferencia sobre la Orden de Malta que tuvo lugar en Santiago de Compostela.

El pazo fue concebido por Manuel Antero Yáñez Ribadeneira para albergar el archivo y llevar a cabo en las instalaciones las tareas encomendadas como apoderado general de las Encomiendas de la Real Orden de San Juan de Jerusalén de Galicia, la de recaudador de impuestos.

estudio. Los expertos Isidro Tato García y Euletino Álvarez recurrieron a los documentos que alberga la familia Yáñez en su pazo monfortino para la redacción de un segundo volumen, la continuación de un ejemplar anterior titulado ‘Las encomiendas gallegas de la Orden de San Juan de Jerusalén’, que versa sobre los orígenes de esta orden militar en Galicia hasta su desaparición, a finales del siglo XIX.

El segundo volumen, que se dividirá en dos tomos y cuyo primera parte se presentará mañana en Compostela, se centra en la llamada encomienda de Quiroga (Lugo) e incorpora documentos relativos a dicha institución socio-económica por la que un grupo de ciudadanos debía retribuir a otros.

Los autores explicaron que están pendientes de lograr financiación para la publicación del segundo tomo de la encomienda de Quiroga y agregaron que a los volúmenes ya editados se le sumarán tres ejemplares centrados cada uno en las encomiendas de Beade (Ourense), Pazos de Arenteiro (Ourense) y Portomarín (Lugo), así como un último ejemplar a modo de recopilación general.

Los libros son fruto de un proyecto de investigación iniciado en 1989 por el profesor Tato García, al que posteriormente se incorporó Álvarez. La iniciativa no es sólo una recopilación de documentos sobre la orden, sino también una interpretación de los archivos, según destacaron.

Los investigadores que elaboraron el estudio sobre la Encomienda de Quiroga y no dudaron en decir que fue la más importante de las 50 que integraron el denominado Gran Priorato de Castilla y León. En el volumen editado refleja el proceso evolutivo que duró dos siglos y medio y del que se guardan escasos documentos originales por haber sido quemados en el año 1809.

DETALLES

  • Antes de ser pazo fue un molino. El pazo Molinos de Antero, situado en O Malvarón, es una de las construcciones solariegas más interesantes de la comarca de Lemos. Se edificó a partir de un molino conocido como molino do carneiro entre 1800 y 1820,
  • Curiosidades. En la casa, que alberga una capilla, destacan los frescos del pintor Pérez Castinande y la cantidad de mirillas que hacían que los visitantes del pazo estuviesen constantemente vigilados.

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