La huelga de la basura mantiene un día más como rehenes a los lucenses, que ven cómo se acumulan cerca de un millar de toneladas de residuos en los contenedores, papeleras, así como en calles y aceras. Después de diez jornadas de paro y de incumplimiento de los servicios mínimos por parte de los trabajadores, la alerta sanitaria declarada por los inspectores de la Xunta sumó ayer un total de 111 puntos, en algunos casos convirtiendo en irrespirable el ambiente y obligando a muchas personas a quedarse en sus casas.
Mientras los lucenses sufren las consecuencias de una huelga salvaje, las partes siguen sin hacer movimientos y pese al tímido avance que el miércoles supuso la readmisión por parte de la empresa de los doce trabajadores despedidos, la falta de diálogo fue de nuevo la tónica durante la jornada de ayer. Además, la plantilla volvió a negarse a cumplir los servicios mínimos e incluso no limpió durante el día las nuevas zonas declaradas en alerta sanitaria, alegando que nadie se lo había notificado por escrito, y no comenzaron a hacerlo hasta pasadas las once de la noche.