El papel de sus vidas

Alfonso Rueda

PADRE LAS 24 HORAS
Alfonso Rueda concilia con dificultad su labor como vicepresidente de la xunta con su familia, para la que reserva momentos muy especiales del día

Alfonso Rueda es el vicepresidente de la Xunta pero, por encima de todo, es padre. Aunque, muchas veces, sus responsabilidades en el Gobierno autonómico complican un papel que no siempre es fácil porque, tal y como asegura, «nadie te prepara para esto». Sin embargo, su familia dice que, en esta tarea, él aprueba y con nota. Sus hijas, Beatriz, de 11 años, y Marta, de 9, así lo constatan, mientras que él se refugia en la modestia al asegurar que, de ellas, siempre aprende algo nuevo. «Ser padre es la responsabilidad más ilusionante que te puede tocar en la vida», asegura con orgullo.

A diario, Rueda reparte su tiempo entre Pontevedra, donde tienen fijada su residencia familiar, y Santiago. Madruga, y mucho, pero las niñas también. Y es que la primera hora de la mañana es para ellas. Con Beatriz y Marta comparte un desayuno en el que aprovechan para ponerse al día de lo que van a hacer el resto de la jornada. Después, ellas se marchan al colegio y él, a San Caetano. Hasta la noche no regresa a casa. Entonces, las niñas lo esperan ansiosas: aún queda un rato de juegos y una lectura antes de dormir. Es un ritual sagrado que intenta compensar las ausencias. Estas, Rueda intenta paliarlas con alguna que otra llamada a lo largo del día. «En unos años, en cuanto mis hijas tengan móvil, ‘wasapearé’ sin piedad. Otra cosa es que, para entonces, me hagan todo el caso que a mí me gustaría», asegura entre risas.

A su lado, apoyándolo en todo momento, está su mujer, Marta. Gracias a ella, reconoce el vicepresidente de la Xunta, se va capeando una situación que, si no, sería aún más dura y difícil. A diario, ella hace su parte... y la de su marido. En este caso, como en muchos otros, la conciliación es muy complicada en una sociedad que Alfonso Rueda tilda como aún machista y en la que la mujer siempre ha de ceder cuando ambos trabajan. «En esto hay mucho que mejorar, yo el primero», apunta rotundo.

Los fines de semana intenta recuperar el tiempo perdido. Cuando se trata de acudir a actos oficiales, su familia lo acompaña siempre que puede, porque los cuatro disfrutan viajando juntos, aunque sea por imperativo profesional. Eso sí: quince días en agosto son solo para su mujer y sus hijas. También toca desconectar de todo y descansar.

Beatriz y Marta están muy orgullosas de su padre, lo mismo que Alfonso Rueda lo estuvo del suyo. El que también fuera político José Antonio Rueda Crespo ha dejado una huella imborrable en su hijo Alfonso, que solo tiene palabras de agradecimiento hacia él. Dos modelos de padre para dos épocas distintas, que han impuesto diferencias. El vicepresidente de la Xunta niega que trate de copiar ningún modelo, sino de tener el suyo propio. «Probablemente, mi padre fuese conmigo más rígido de lo que yo lo soy con mis hijas. Me cuesta», reconoce.

Como todos, este Día del Padre será especial. Beatriz y Marta preparan con cariño una sorpresa, que elaboran con sus propias manos. Junto a su madre, y como ya es tradicional, también realizarán alguna compra para su padre. Mientras, Alfonso Rueda ajusta su agenda para arañar algo de tiempo y llegar antes a su casa, para disfrutar junto a su familia. «Espero ser capaz de lograrlo», concluye.

Dos figuras que han sido sus referentes

La carrera de Alfonso Rueda ha estado marcada por dos figuras clave: su padre, José Antonio Rueda Crespo, y su mentor, Alberto Núñez Feijóo. A su progenitor -senador y vicepresidente de la Diputación de Pontevedra- le debe su vocación política.

Un buen tándem

Mano derecha de Feijóo desde hace años, este premió su fidelidad en 2012, al crear para él la cartera de vicepresidente, un gesto de confianza que tuvo varias interpretaciones. Mientras que algunos lo leyeron en clave de agradecimiento -un premio por los buenos resultados que supusieron para el PP la estrategia electoral de Rueda-, otros quisieron ver una clara voluntad sucesoria. ¿Será el fiel escudero de Feijóo el próximo candidato popular a presidir la Xunta?

Bernardino Lombao

Y AHORA, ADEMÁS, ABUELO
A sus 75 años, el atleta internacional Bernardino Lombao disfruta de sus hijos de una forma muy diferente a como lo hacía quince años atrás

Bernardino Lombao se ha puesto su propia fecha de caducidad: «Voy a vivir hasta los 105 años», asegura con el espíritu jovial que lo caracteriza. Mientras, le toca seguir ejerciendo de padre, pero con cinco hijos ya independientes y alguno de ellos con su propia familia, lo hace de una forma muy distinta a como lo hacía15 años atrás. A sus 75 años, este atleta internacional y exentrenador personal de José Mª Aznar asegura disfrutar de la paternidad al máximo. Ahora, además, también es abuelo y esto le ha cambiado la vida. «A los hijos se les quiere mucho, pero a los nietos... Son algo muy especial, ahí está la clave de la vida», explica con vehemencia.

La importancia de la familia ha sido la base que ha inculcado a sus cinco hijos: Ignacio, de 43 años; Bárbara, de 42; Elena, de 37; Carlos, de 34, y Julia, de 29. Cada uno tiene su vida, pero siempre sacan tiempo para hacer alguna escapada juntos. Por ejemplo, una vez al año se acercan a recoger castañas a su Ribas de Sil natal. Bernardino no conserva la casa en la que vivió con sus padres, pero le encanta alojarse en un hotel rural desde el que disfruta de las maravillosas vistas que ofrece O Courel. La visita a la nieve también es obligada. Todos juntos comparten momentos muy especiales, que son los que a Bernardino Lombao le dan una fuerza especial para, junto a su mujer, disfrutar al máximo de esta etapa de la vida.

Ahora, además, el whatsapp les mantiene en contacto durante todo el día. Han creado un grupo familiar y, aunque él no se muestra un gran fan de las nuevas tecnologías, «de vez en cuando les escribo algo con fundamento», asegura entre risas. La clave que les ha llevado a mantenerse unidos a pesar del paso de los años es que ha habido un desarrollo natural de las cosas. «He ejercido, y lo sigo haciendo, mucho como amigo, dejando libertad, pero al mismo tiempo exigiendo un poco de disciplina», cuenta orgulloso. Sus hijos no son de los que piden consejos y a Bernardino esto no le duele. «Solo quiero que sean muy felices y que algún día lleguen a cuidar de mí como ahora mismo lo hacemos nosotros con ellos», apunta.

En su casa, tanto son dos como siete a comer. Sin previo aviso, los hijos se presentan por sorpresa para compartir un rato con sus padres. Además, los sábados hay reunión familiar de las tres generaciones, un encuentro que el atleta califica como «gratificante y enriquecedor».

Ser padre es el papel más importante que ha podido ejercer en la vida este entrenador físico. Es más, reconoce que incluso antes de casarse ya era un objetivo primordial y que se ha esmerado en la educación de sus hijos. Estos han heredado de él su querencia por el deporte y por la vida sana. Ahora le queda inculcárselo a sus tres nietos, con los que pasa buena parte de la semana. Como abuelo, ejerce un papel muy importante en la familia.

Bernardino reconoce que han sido muchos años de sacrificio, pero que han merecido la pena. El «grupo», como él lo llama, ha llegado hasta este punto de la vida muy unido y así quiere seguir caminando. «Se trata de una relación tan buena que es una fortuna tener una familia así», aclara.

Y aunque los Lombao Pardo no son de celebrar el Día del Padre con un festejo especial, puede ser que el próximo día 19 todos coincidan en torno a una mesa, unidos, como siempre.

El responsable de la ‘tableta’ de José María Aznar

Ha sido atleta olímpico y, con 75 años, aún compite, pero la fama se la dio su relación con el expresidente Aznar. Las fotos del líder político en bañador, exhibiendo ‘tableta’ donde antes ni siquiera se marcaban los abdominales, hizo que la gente se preguntase quién era el responsable del milagro.

Incombustible

El responsable no era otro que este lucense, dotado de tanta energía como verborrea -no tuvo reparos en decir que Ana Botella era «más blandita» que su marido-, quien asegura vivir a los setenta «una tercera etapa tan interesante como las anteriores» y que defiende a ultranza las bondades de una vida basada en ejercicio, buena alimentación y dormir nueve horas. También asegura que cada vez está más enamorado de su tierra natal.

(Fotos de los álbumes personales de los entrevistados)

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