''A él nunca le importó mi discapacidad''

Varios jugadores del Prone Lugo celebran un tanto.
photo_camera Varios jugadores del Prone Lugo celebran un tanto.

mariñanos y asturianos se vuelcan, desde hace meses, con la catalana, afincada en la villa ribadense, Sandra Llopis, a fin de evitar que pierda la vista, mediante campañas con las que recaudan fondos para una intervención quirúrgica. La situación de desempleo que atraviesa la familia, les obligó a pedir colaboración ciudadana y aún les sigue haciendo falta. Más que nunca, ella se vuelca ahora en su marido, el vegadense Javier Amor, y en su hijo Francisco, que con tan solo once años, ha superado también muchas barreras: «tiene una capacidad de visión del 40% -cuenta su padre- y un gran espíritu de lucha que le hace obtener notas buenísimas en el colegio, además de decenas de medallas de atletismo».

La pareja -él tiene 49 años y ella, 35- se conoció hará unos 15 años: «Él era camarero en un bar de Ribadeo, frente al que yo vendía el Cupón de la Once y siempre cuidaba de mí, trayéndome cafés o protegiéndome de la lluvia y a pesar de que hubo quien le desaconsejó estar conmigo por mi discapacidad, a él nunca le importó y ahora no me imagino la vida sin él», afirma Llopis.

Tras más de 13 años casados, Amor asegura que cuidar de su esposa «es un privilegio, porque se lo merece . Ella es todo corazón y una persona de confianza», comenta este hombre, al que le costó confiar en los demás, ya que muchos le dieron «la espalda» cuando sus negocios fracasaron. «Tuve cinco empresas con unos 50 empleados, incluyendo una sala de juegos, pero tuve problemas y me arruiné», admite. «Ella fue la única que siempre estuvo a mi lado y por eso me va a tener siempre», agradece.

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