El negociador incombustible

ANTES DE CUMPLIR los 18 Juan Luis Méndez (Chantada, 1972) se plantó delante de su padre y le dijo que se marchaba a la Universidad pero con billete de vuelta. Que estudiaría Económicas en Santiago de Compostela pero que volvería a Chantada para seguir el legado de la familia y ponerse al frente de Vinigalicia, hoy uno de los grupos bodegueros más importantes de la comunidad gallega con bodegas en todas sus denominaciones de origen y presencia en 23 países del mundo. A Javier Méndez, el padre, se le dispararon las alarmas porque el mundo de los negocios es un mundo de tiburones, pero conocía la ambición de su hijo y, al fin y al cabo, que su vástago quisiera seguir sus pasos era música celestial para sus oídos, la continuidad de su proyecto de vida.

Con 23 años, y con la carrera sin terminar, Juan Luis estaba de vuelta en Chantada para cumplir su promesa. Aprendió algo de negocios en los libros aunque sabía que los mejores maestros los tenía en casa: sus padres y la vida misma. Pronto despuntó y le imprimió al negocio familiar su propio carácter. Diversificar y crecer, era y sigue siendo su mantra.

Juan Luis Méndez

Juan Luis Méndez (Foto: TOÑO PARGA)

La primera empresa de la familia Méndez la abrieron en 1940 los abuelos de Juan Luis. Fue Casa Penouzos, un mesón de comidas en Chantada desde el que vendían vino a granel. En 1976 Manuel Méndez, abuelo del actual, y sus dos hijos le dieron un vuelco al negocio y se centraron exclusivamente en la venta de vino con Vinícola de Chantada. La saga inició ahí un proyecto que subió otro peldaño más en 1996 con la creación de Vinigalicia, un momento en el que ya estuvo Juan Luis Méndez.

Con la tercera generación en el negocio, Vinigalicia abrió bodegas en todas las denominaciones gallegas (la última hace poco en Petín, Valdeorras), entró a producir en La Mancha, La Rioja y Ribera del Duero y apostó por la exportación como vía de negocio. Cada vez que los Méndez aterrizaban en un país nuevo para colocar sus vinos alguien les pedía aceite, y así nació la marca Sabor Latino, una vez más el mantra: diversificar y crecer.

Hace seis años Juan Luis tomó por completo el timón de los negocios y si en su vorágine de expansión se le pide que elija un proyecto cumbre, el chantadino muestra una enorme sonrisa de niño con zapatos nuevos y sale el nombre: Vía Romana. Si Vinigalicia es la razón, Vía Romana es el corazón. La familia compró la bodega de Belesar (Chantada) por cumplir un sueño y hacer patria y Vía Romana se convirtió con el tiempo en la mejor imagen de marca para el grupo. Los negocios se abren en las instalaciones de Vinigalicia en el polígono, pero se cierran en Vía Romana porque es el arma infalible para rendir al cliente por paisaje, carácter y esencia.

Este ‘negociador diversificador’ nunca se relaja y hace dos años comenzó un nuevo juego que casi sin quererlo se convirtió en algo serio. Con dos amigos, Méndez fundó Atlantic Galician Spirits y de ahí salieron la ginebra y el vodka Nordés y el vermú Nordesía.

Dicen los que le conocen bien que el punto fuerte de Juan Luis Méndez es el diálogo, que su capacidad de conversar pone a prueba al más escéptico y no escatima horas a ese arte. Su reto es conquistar el mundo -empresarialmente hablando- y poner una chincheta más en otro punto del mapa. Hace poco Vinigalicia, que comercializa toda la producción del grupo, llegó a Dakar y Camerún pero los próximos destinos son una incógnita porque otro rasgo de Méndez es la discreción. No alardea, no presume, es elegante hasta la saciedad y correcto al extremo, trate con quien trate.

Empresario apasionado, también tiene puntos débiles. La familia el primero, sabe que no pasa con los suyos el tiempo que debiera y dedica cada uno de sus logros a sus padres, su hermana y sus ahijados. A todos ellos y a sus empleados, porque si él puede permitirse recorrer el mundo para colocar sus productos es porque alguien se queda en Chantada dando el callo y la empresa no nota la ausencia del líder. Diversificar, crecer y delegar, añade al mantra.

El negociador incombustible, el hombre capaz de viajar hasta Vedra para pasarse una noche ajustando la fórmula de la ginebra, de hablar de negocios de madrugada vía ‘whats app’, también duerme. El descanso del guerrero es Chantada, las comidas en casa, las copas con sus amigos y las escapadas con su pareja. Dice que también el deporte, pero ahí miente, sus amigos aseguran que toda la constancia que tiene en los negocios le falla en el deporte. Ese deporte y los idiomas son sus tareas pendientes para el 2014, en eso es como el común de los mortales.

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